Al menos 47 personas murieron y 35 resultaron heridas después de que la noche del pasado jueves se viniera abajo el tejado de un centro comercial en la capital de Letonia, Riga.
Según las autoridades, se desconoce la causa exacta por la que se derrumbó el techo del edificio, construido hace menos de dos años, si bien se sopesa que las obras de ajardinamiento en la azotea del recinto sea el origen de la tragedia. A pesar de que la empresa constructora negó esta hipótesis, el Gobierno municipal apuntó que una de las razones podría basarse en «el incumplimiento de las medidas de seguridad de los trabajos» de acondicionamiento, por lo que se incidió en que todos los proyectos de la empresa RE&RE, responsable de edificar tanto el centro comercial como de las obras en la azotea, serán inspeccionados en los próximos días. También se baraja que haya explotado una caldera de calefacción.
Al cierre de esta edición, los equipos de rescate habían conseguido recuperar 47 cuerpos sin vida de entre los escombros, de los que seis todavía no habían sido identificados.
Además, se sospecha que podrían quedar varias personas bajo las montañas de cemento, aunque no se pudo especificar un número, por lo que las labores de rescate se prolongarán durante, al menos, el fin de semana.
De ahí que las Fuerzas de Seguridad enviasen a soldados expertos en catástrofes naturales, así como perros entrenados en salvamento. Además, se retiran pesados restos de hormigón con grúas especiales. Si bien los bomberos apuntan que, con el paso de las horas, se dificulta la posibilidad de encontrar supervivientes, los efectivos no pierden la esperanza. Más aún después de que algunos ciudadanos desplazados a la zona asegurasen haber oído voces debajo de las ruinas del centro comercial Maxima.
Los testigos indicaron que sonó una señal de alarma antes del derrumbe, por lo que la investigación quiere determinar «si fueron los de mantenimiento del edificio quienes la pusieron en marcha», según indicó un portavoz de la Policía.
El derrumbe se produjo en dos etapas. Al parecer, primero cayó el techo y luego el edificio se vino abajo «como un castillo de naipes», agregó el agente.
Por ello, entre el casi medio centenar de muertos hay tres bomberos, que se encontraban realizando tareas de rescate cuando se vieron sepultados, mientras que otros siete uniformados resultaron heridos de diversa consideración.
Tras este accidente, el más grave en la historia de la exrepública soviética, que consiguió su independencia en 1991, el Gobierno letón declaró tres días de luto nacional, que comenzará hoy.
Las banderas ondearán a media asta con crespones negros hasta el próximo lunes, cuando se guardará un minuto de silencio a partir de las 10 de la mañana.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, manifestó su «profunda tristeza por la terrible tragedia» y, por ello, en nombre del Ejecutivo comunitario trasladó sus «sinceras condolencias», así como su «profunda empatía y solidaridad con las familias de las víctimas».
El Gobierno español también expresó su «pesar por las víctimas mortales» y emitió su pésame «a los familiares y al pueblo letón».
