El pintor y humorista gráfico Antonio Madrigal (Melilla, 1940) no concibe un cuarto de baño sin pestillo. El cerrojo es fundamental para preservar el último refugio de intimidad donde, según comenta, el hombre y la mujer hacen cosas ‘curiosas’, desde sacarse la lengua ante el espejo hasta ‘reventarse’ una espinilla. Madrigal siempre utiliza pestillo para poder encerrarse y, cada día, se pregunta “¿quien será este viejo que se asoma al espejo?” “Soy yo”, se responde.
El cuarto de baño es para el artista, como para el resto de la humanidad, un lugar habitual, cotidiano, aunque, al mismo tiempo, “misterioso e insólito, lleno de cosas extrañas”, afirma Madrigal, que recuerda cómo de pequeño le llamaba la atención “aquello que llamaban bidé” o las griferías barrocas y brillantes. Este espacio íntimo del hogar seduce al pintor, como también, sostiene, la figura de la mujer, los dos motivos sobre los que gira la última exposición del artista que, bajo el título “Margarita se atusa”, se inaugura hoy (20.00 horas) en Palacio de Quintanar.
Esta última muestra, que recoge 18 obras, fechadas entre 2000 y 2015, y que se suma a su treintena de exposiciones individuales del artista y otras tantas colectivas, pretende ser una reflexión de un lugar tan ‘simple, insólito y mágico’ como el cuarto de baño, que Madrigal considera como “el último refugio de libertad del hombre y la mujer”.
El pintor habla del concepto de “Gran Hermano” que inunda la sociedad actual y de cómo “nos miran, nos graban, nos clasifican” y de cómo “estamos cosificados y numerados”. “Según retrocedemos en la batalla de la vida, nuestro último reducto es el cuarto de baño”, afirma Madrigal, a quien le molestan nombres tan ‘despectivos’ como ‘retrete’o W.C. para referirse a un espacio “de liberación de necesidades fisiológicas” y que ha provocado “inventos tan estupendos para la humanidad como el papel higiénico”.
Pero ‘Margarita se atusa’ no tiene cariz fisiológico sino más bien al contrario, de absoluta sensualidad, al reflejar a diferentes mujeres, en multitud de poses y posturas, ante el espejo. Madrigal recrea una escenografía con diferentes formas mediante juegos de luces que rebotan en el cristal de los espejos y que proyectan, desde diferentes ángulos, la imagen de la mujer. “A las mujeres las adoro, salvo cuando se meten conmigo”, afirma el artista, que señala al ‘espejo’ como el elemento del cuarto de baño que más le atrae.
“Que me perdonen las feministas, lo digo con todo el respeto, pero el cuarto de baño es más de las mujeres que de los hombres porque, por lo general, se miran mucho al espejo”, asegura el pintor, que confiesa su fascinación por la figura de la mujer. “En mis cuadros está desnuda o semidesnuda, y para mí, desde mi enfoque de varón, el cuerpo femenino a veces es un misterio, con posibilidades muy grandes”, afirma Madrigal, que recuerda cómo los pintores impresionistas reflejaron también escenas de mujeres atusándose en el cuarto de baño o bañándose en un río, como reflejó Paul Cézanne, “que fue un gran voyeur”.
El título de la muestra no es casual. Reza el nombre de “Margarita”, en el guiño que hace Madrigal a la amada de Fausto, en la obra de Goethe, y “porque me parece que es un nombre que expresa inocencia”. Pero en las obras no hay una sola mujer, sino al menos una docena, y todas atusándose. “La palabra atusar está casi en desuso, pero cuando era pequeño se decía mucho, era arreglarse, me hace gracia, es eufónico”, comenta Madrigal que advierte que, pese a su exitosa y dilatada trayectoria, que suma mas de 40 años como dibujante y humorista gráfico, con premios como el “Mingote” o el “Paleta Agroman”, en esta exposición está “mi faceta como pintor, que para mí es más importante”. “Es la misma mano y el mismo cerebro el que, por un lado, hace chistes y por otro pinta, aquí me gustaría que el público pensara que está delante de la obra de un pintor que busca la pintura”, afirma.
Para el artista, “pintar bien es arriesgar”, buscar, asegura, imágenes nuevas. “Si empezamos a decir que todo está inventado, entonces vamos de culo, a la depresión, cada vez que hay un pintor, hay una versión nueva (…) y así, por ejemplo, las mujeres atusándose era un tema recurrente de los impresionistas y yo lo vuelvo a hacer desde mi óptica, desde el siglo XXI”.
La exposición, abierta en Palacio de Quintanar hasta el próximo 27 de marzo, contempla 18 obras realizadas con técnicas mixtas. Los cuadros mezclan óleo, acrílicos, esmalte industrial e incluso “hay algo de collage”. “Me manifiesto con mucha libertad, lo mismo que en las propias pinceladas, son cuadros que buscan más la expresión fuerte que la pinceladita o el detalle, a veces prefiero dejar las cosas a medio terminar o incluso chorreando, porque suponen fuerza y espontaneidad”, sostiene Madrigal, partidario, además, de un cromatismo “fuerte”.
El artista, colaborador de EL ADELANTADO desde hace décadas, considera que “la pintura, en el concepto clásico, no ha muerto”. Según asegura, pintar sobre un lienzo o tabla, sin más, “cada vez está menos de moda”, al contrario, añade, de lo que se consideran como instalaciones pictóricas. “Yo no se hacer instalaciones, a veces me parece que son escaparatistas, aunque hay artistas que hacen instalaciones que son geniales”, asegura el pintor, que elude avanzar cuál será su proyecto más inmediato tras esta exposición. “Mi proyecto más importante es sobrevivir, porque el artista ya es bastante mayor —bromea—ahora me tomará un descanso, aunque no dejaré de pintar, lo llevo dentro, quizá lo próximo sea una exposición antológica”.
