El Comité Nobel Noruego galardonó con el Premio Nobel de la Paz al Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez por su “contribución decisiva” a la construcción de una “democracia plural” en el país magrebí tras la revolución de 2011.
El Cuarteto, constituido en el verano de 2013, está formado por cuatro organizaciones de la sociedad civil: la central sindical UGTT, la patronal UTICA, el sindicato de abogados y la Liga Tunecina para los Derechos Humanos.
Estas organizaciones representan “diferentes sectores y valores” de la sociedad tunecina y, unidas, defendieron la transición política “en un momento en el que el país estaba al borde de la guerra civil”, destacó el comité noruego para justificar el galardón.
La labor del grupo fue clave para que Túnez avanzase hacia un sistema constitucional que “garantiza los derechos fundamentales de toda la población, independientemente de su género, ideología política o creencia religiosa”. El Comité subrayó que premia al Cuarteto en su conjunto y no a las organizaciones individuales.
Para el Nobel de la Paz 2015, el comité noruego había recibido un total de 273 candidaturas, de las cuales 205 eran correspondientes a personas y 68 a organizaciones.
El Cuarteto de Túnez sucede en el palmarés a la joven paquistaní Malala Yousafzai, tiroteada mientras iba a la escuela y al indio Kailash Satyarthi, premiados en 2014 por su lucha en favor de los niños y de la educación.
La lista de los últimos años incluye también a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (2013); la Unión Europea (2012); Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkol Karman (2011); Liu Xiaobo (2012) y Barack Obama (2009).
Mensaje para seguir por el buen camino.- Las organizaciones integradas en el Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez celebraron el galardón y consideraron el Nobel como un “mensaje” para toda la región, una defensa de la negociación como instrumento de resolución de crisis.
El líder de la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT), Hussien Abassi, aseguró que es motivo de “felicidad y orgullo” para el país magrebí y, además, un motivo de “esperanza” para todo el mundo árabe.
El presidente tunecino, Béji Caied Essebsi, afirmó que el premio pone de manifiesto que “el diálogo es la única solución” a los problemas que pueda atravesar el país magrebí, origen de la Primavera Árabe.
