El copiloto de la compañía Germanwings Andreas Lubitz fue “suspendido durante meses” por Lufthansa en su etapa de formación, en 2009, y tenía un historial de depresión por “una crisis existencial” cuando se encerró en la cabina del avión Airbus A320 que se estrelló el 24 de marzo en los Alpes franceses.
En un artículo titulado ‘Lufthansa conocía la depresión del piloto’, el rotativo británico ‘The times’ indicó que el copiloto tenía un “historial” de “depresión” provocada por “una crisis existencial” cuando decidió hacer colisionar el avión con otras 149 personas a bordo en los Alpes franceses.
Además, informó de que Lubitz fue “suspendido” en la escuela de vuelo de Lufthansa “durante varios meses” antes de que le permitieran volver a entrenarse y ser evaluado como piloto”. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, afirmó en rueda de prensa que Lubitz tuvo una “interrupción” de varios meses en su etapa de formación por una baja médica, sin especificar de qué se trataba por el “secreto médico”.
Por su parte, el diario alemán ‘Bild’ señaló Lubitz recibió tratamiento psiquiátrico por un “grave episodio depresivo” hace seis años, en 2009. El episodio incluía “crisis de ansiedad y depresiones” y llevó al joven a recibir tratamiento psiquiátrico durante 18 meses.
La Fiscalía de Francia, tras escuchar el contenido de la caja negra que registra las voces en cabina, acusó este jueves al copiloto Lubitz de haber causado voluntariamente el siniestro aunque no ofreció ninguna razón para justificar esta actuación.
Durante el registro de la casa de Lubitz no encontraron ninguna nota de despedida ni de reivindicación ni tampoco se tienen por el momento pruebas que apunten a un motivo político o religioso en su manera de actuar. Lo que sí se encontró, son documentos que demuestran que padecía una enfermedad y que estaba bajo tratamiento médico. Entre ellos, había una “baja por enfermedad rota actual y que también cubría el día” del vuelo. Así las cosas, la Fiscalía concluye que Lubitz “ocultó su enfermedad” a Germanwing y a sus compañeros. La compañía aseguró desconocer dicha baja.
La Gendarmería francesa reconoció la dificultad de identificar a las víctimas de la tragedia, ya que no queda “ni un solo cuerpo intacto” de las 150 personas que viajaban a bordo, y advirtieron de la “dificultad de recoger elementos biológicos”.
