El comisario de la Unidad de Delincuencia Violenta y Especializada (UDEV), Serafín Castro, encargado del caso de la desaparición de los niños Ruth y José, manifestó ayer ante el tribunal, durante la séptima sesión de la vista oral del juicio celebrado en Córdoba contra José Bretón, que los investigadores «no teníamos ninguna duda» de que este asunto tenía un «origen criminal».
De igual modo, a la pregunta formulada por el letrado del presunto parricida, José María Sánchez de Puerta, sobre si los niños estaban muertos y cuál era la forma en la que lo habrían hecho, Castró aseveró que se lo preguntara a quien los habiera matado, explicando a los presentes en la sala que aparecieron «huesecillos en la hoguera» y unos técnicos les dijeron que eran humanos de niños de 6 y 2 años, la edad de Ruth y José.
«Mi deducción es que han muerto como han muerto, quemados. Subjetivamente, no existe ninguna duda a falta de la prueba realmente objetiva, el ADN, que científicamente no se pudo realizar», puntualizó.
Así, el comisario relató que había llegado a esa conclusión por «deducciones lógicas: una parcela, una hoguera fuera de sitio, unos huesos que aparecen, unos niños que han desaparecido, los restos óseos se corresponden con niños de sus edades…», concluyendo que «no existe crímen perfecto sino investigación imperfecta».
Por otro lado, el máximo responsable de la UDEV, ahora ya jubilado, defendió que, en ningún momento se rompió la cadena de custodia de los huesos hallados en la finca de los Bretón y, según insistió, las cajas en las que se guardaban estaban metidas a su vez en otro recipiente grande que se mantuvo «vigilado por el grupo que llevaba la investigación. Y de ese equipo, únicamente tenían la llave los investigadores», zanjó.
Cuestionado entonces por la forma en la que el doctor Francisco Etxebarría pudo analizar los huesos, puesto que la defensa duda de que se hiciese legalmente, Castro concretó que, en primer lugar, el antropólogo visionó unas fotografías, sin que para hacerlo fuese necesaria una autorización judicial. Aun así, y después de que la abogada de la acusación particular lo solicitara, se comunicó al juez instructor que este forense quería analizar las instantáneas y se le permitió. Tras verlas, Etxebarría ya dijo que los huesos eran de naturaleza humana.
Actitud sospechosa
Por otro lado, varios policías que participaron en la búsqueda de los niños en 2011 aseguraron haber visto «extraña» la desaparición de los pequeños en el Parque Cruz Conde de Córdoba pues, a su juicio, Bretón «no colaboró» ni en las labores de rastreo ni a la hora de poner la denuncia, en la que «no facilitaba» datos sobre los hechos.
Asimismo, estos agentes mantuvieron que les llamó la atención su «tranquilidad», motivo por el que uno de ellos creyó que les estaba «mintiendo». Así, horas después de que ocurrieran los hechos, rastrearon en la finca en un montón de arena «pensando ya que los había matado», sentenciaron.
