Tras el acuerdo en Ginebra entre las potencias mundiales e Irán, se abre una nueva etapa para el país árabe y, de hecho, la Unión Europea confió ayer en promover en diciembre o enero los cambios legislativos necesarios para «relajar un número de sanciones limitado» al régimen de Teherán, tal y como se pactó en el marco del informe preliminar del grupo 5+1 y la república islámica, según confirmaron fuentes de Bruselas.
«Depende de cuánto dure el proceso legislativo», precisó un portavoz del Ejecutivo comunitario. «Expertos técnicos tienen que sentarse y tendrán que elaborar enmiendas a la legislación de la UE sobre sanciones. Esto luego tendrá que pasar por el proceso interno normal y tendría que ser adoptado en algún momento por los ministros», explicó.
Según lo estipulado, los diplomáticos tendrán que hacer sus propuestas y los cambios deben ser aprobados por los ministros de la UE. Se prevé que la votación se celebre el próximo 16 de diciembre.
En el marco del pacto preliminar, Bruselas y Washington acordaron suspender seis meses las sanciones a las exportaciones petroquímicas iraníes y servicios asociados y las penas contra el oro y metales preciosos y servicios asociados. También estipularon derogar las multas contra los servicios de transporte y seguro de cargamentos de petróleo iraní, así como se derogará el veto a otorgar ayudas financieras al país árabe. El régimen de Teherán no podrá aumentar en todo caso las ventas de crudo actuales y el embargo al petróleo iraní continuará en vigor en Estados Unidos y la UE.
Por su parte, la república islámica se comprometió a detener el avance de su capacidad de enriquecimiento de uranio, no instalando nuevas centrifugadoras e inutilizando la mitad de las que se encuentran en la central nuclear de Natanz, así como a detener cualquier tipo de actividad en el reactor de agua pesada en Arak.
Mientras, y a pesar del entusiasmo inicial de la comunidad internacional, que aplaudió este acuerdo, Israel volvió a mostrar su descontento y desconfianza y, así, el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, anunció que enviará próximamente a un equipo encabezado por su asesor de seguridad nacional a Washington para discutir con Estados Unidos sobre el pacto nuclear con el régimen de los ayatolás.
«Hablé anoche con el presidente Barack Obama. Acordamos que en los próximos días, una delegación judía, encabezada por Yossi Cohen, viajará para debatir el acuerdo permanente con Irán», señaló.
«Este documento debe traer consigo un resultado: el desmantelamiento de la capacidad militar iraní», defendió Netanyahu, quien el pasado domingo, tras conocer la firma de la nación islámica con el 5+1, insistió en que se trataba de un «error histórico».
Ante esta actitud, el ministro de Exteriores británico, William Hague, subrayó que «todo el mundo, Israel incluido», debería abstenerse de adoptar medidas que «debiliten» el consenso alcanzado.
Para el jefe de la diplomacia del Reino Unido, se trata de un «paso significativo» para fomentar la «seguridad» en Oriente Próximo y «prevenir la proliferación nuclear». En este sentido, indicó que es un gesto «importante, necesario y completamente justificado» y apostilló que el «error» sería no haberlo respaldado.
No obstante, subrayó que el acuerdo reserva a las potencias el «derecho» de verificar la voluntad iraní y matizó que si el régimen de Teherán incumple los «compromisos adquiridos» en la cita de Ginebra, deberá asumir «una gran responsabilidad».
