Al tirar del hilo del comando Erreka van saliendo más informaciones sobre los planes de este grupo de ETA. De hecho, ellos se encargaron de facilitar a la dirección de la banda informaciones sobre potenciales objetivos, entre ellos un concejal de Lezo (Guipúzcoa), y sobre el mando de la Ertzaintza Mikel Uribe, asesinado de nueve disparos el 14 de julio de 2001 en la localidad guipuzcoana de Leaburu. Así consta en el auto emitido ayer por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, que envió a prisión a los dos presuntos miembros del grupo armado detenidos esta semana por la Guardia Civil: Aitor Esnaola, miembro del comando Erreka, y Lander Etxeberria, quien habría actuado de correo entre éste y la cúpula de los etarras.
El juez imputa a Esnaola los delitos de integración en organización terrorista, tenencia de armas y explosivos y conspiración para el asesinato, mientras que a Etxeberria le acusa de los delitos de integración o colaboración en organización terrorista.
Ambos han sido los dos únicos arrestados en esta operación que han pasado a disposición de la Audiencia Nacional, ya que Igor Esnaola, capturado el martes junto a su hermano Aitor, quedó en libertad el viernes, mientras que las Fuerzas de Seguridad buscan a Andoni Goikoetxea, el otro miembro del comando que permanece huido desde el martes.
Según el auto del juez Marlaska, la información sobre el ertzaina asesinado transmitida más tarde a la dirección de ETA, sirvió para el atentado que acabó con la vida de Mikel Uribe, perpetrado en julio de 2001 por el comando Zartako integrado por miembros legales de la banda, es decir, no fichados por la Policía.
Además de recopilar información, la cabeza de la organización había encomendado a los miembros del Ekerra un «proyecto estratégico», como era el almacenamiento y distribución de explosivos para la banda.
El caserío de la familia Esnaola en Legorreta (Guipúzcoa) y la red de zulos desmantelada desde el martes, en los que se intervino una tonelada y media de explosivos, se había convertido, según el magistrado, en un «nodo logístico» para la fabricación y almacenaje de material para la fabricación de artefactos explosivos. Desde allí, distribuían el producto a los grupos operativos por medio de una serie de puntos de entrega, de los cuales la Guardia Civil ha localizado siete, además de otros tres zulos en distintos parajes del País Vasco y Navarra. «La intención de la organización terrorista era el establecimiento de un depósito/laboratorio de explosivos en territorio vasco, con la finalidad de evitar los constantes pasos de muga para realizar entregas de material a los comandos encargados de llevar a cabo los atentados terroristas, con el fin de minimizar los riesgos», concluye el auto.
A pesar de los últimos golpes policiales que han sufrido los terroristas, la banda se empecina en negar que su declaración de alto el fuego «general, permanente y verificable» responda a que se encuentra en una situación de debilidad o a presiones de la izquierda abertzale y calificó de «ensoñación» pensar que está próxima su derrota policial. En su último zutabe -publicación interna de la banda-, ETA ofrece precisiones sobre el modo de entender esa tregua considera necesarias, dado que «se ha hablado mucho, aquí y allí, sobre la esencia de esta decisión».
Quienes hablan de que los terroristas se han visto obligados a anunciar el cese de sus actividades delictivas por su debilidad lo hacen, según ETA, «con el objetivo de vender la ensoñación de la victoria policial».
También rechazan las tesis de quienes, «de modo desvergonzado», hablan de fracaso de todo un recorrido histórico, o de quienes, «de modo perverso», ligan el alto el fuego al afán de los radicales de estar en las elecciones.
Frente a esas interpretaciones, los asesinos sostienen que el objetivo de la tregua, cuyos destinatarios son la ciudadanía vasca y la comunidad internacional -no el Estado español- es «extender la confrontación política con el Estado», apostillan.
Un período de paz.- El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, aseguró ayer que tras el tiroteo de Francia contra un policía, no tiene datos que le lleven a pensar que ETA vaya a cometer un nuevo atentado, aunque mantiene «la guardia muy alta, porque la banda no ha desaparecido».
El político también invitó a los promotores de Sortu a que comparezcan en público para rechazar los atentados y se mostró favorable a que se revise la salida de la cárcel del etarra Antonio Troitiño. Ares, como ya dijo esta semana el presidente del Gobierno, señaló que «no tenemos ningún dato que avale que pueda haber ruptura o escisiones dentro del grupo armado», aunque «no hay que descartarlo a tenor de la historia pasada», recordó. Por tanto, el intento de asesinato de un policía en Francia por parte de dos etarras «habrá que interpretarlo por la actitud de los dos individuos», sin que haya datos que permitan prever un nuevo atentado o un sector etarra partidario de seguir y otro no. Respecto a las reacciones tras este suceso, valoró el pronunciamiento de Sortu -que lo rechazó- «porque hay una exigencia clara a la banda es una exigencia en el buen camino», apostilló.
