“Inauguración digital del Aula de Informática”. En la pizarra digital del pequeño colegio de Escalona del Prado lucía ayer esa frase. El objetivo de toda la comunidad educativa se había hecho realidad. A partir de ahora, los cerca de 40 alumnos del centro tendrán a su disposición 10 ordenadores, herramientas para aprender que, en los tiempos que corren, se antojan como imprescindibles.
El camino para lograr un aula de informática comenzó de forma casual, coincidiendo con una renovación en la directiva de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). Los cargos entrantes se dirigieron al director del centro, Fernando Écija, y le preguntaron, sin ambages, si podían echar una mano. “Le dijimos que si hacía falta en las clases algo que nosotros pudiésemos aportar, ahí estábamos para ayudar”, recordaba ayer la presidenta del AMPA, Sonia Sanz.
Écija tardó poco en responder. En las aulas de Escalona, integradas en el CRA “Las Cañadas” no había ordenadores. Llevaban dos años esperando que el programa “Escuela 2.0” del Ministerio de Educación entregara varios. Pero nunca llegaba una carta con el anuncio deseado. “En vista de los recortes, no tiene viso de que vayan a venir”, pensaba Écija. Así que, ni corto ni perezoso, pidió al AMPA ordenadores. La asociación recurrió a Pedro Montarelo. Hace varios años, este ingeniero informático natural de Escalona colaboró en una idea semejante, la creación de un aula de informática en el pueblo, todavía hoy en funcionamiento. Esta vez tampoco se negó. A través de la red social Linkedin, Montarelo pidió ayuda a antiguos compañeros de trabajo de la época en la que él ejercía como director de Marketing de una multinacional. La pregunta lanzada era “¿A alguien le sobran 10 ordenadores usados?”. El primero en levantar la mano fue Sergio Martínez, director de Informática de la empresa INOCSA. “Teníamos unos cuantos ordenadores que se iban a retirar, y vimos que era una oportunidad de darlos una segunda vida”, explicaba ayer Martínez.
Poco a poco, el proyecto iba cuajando. El director del colegio, en vista de que la idea se hacía tangible, pidió un esfuerzo más. “Ya que vamos a tener un aula de informática, que esté en un espacio bien acondicionada”, reclamó.
Se buscaron entonces nuevos apoyos. El Ayuntamiento de Escalona pagó un proyector; la Caja de Ahorros de Segovia, los auriculares para los ordenadores; la AMPA, las sillas; la editorial Anaya, una pizarra digital… Ayudaron hasta un grupo de mujeres, que se encargaron de tejer unas cortinas para el aula.
El alcalde de Escalona, Juan Justo Mardomingo, se veía ayer en la obligación de dar las gracias a todos los colaboradores de este proyecto, convencido de que repercutirá en una mejora de la calidad de la enseñanza. “Todo esto ha sido un ejemplo de cómo con la colaboración de todos se pueden hacer grandes cosas, y a un coste muy bajo”, decía Écija, a modo de moraleja. Y Sergio Martínez, de la empresa donante de los ordenadores, decía sentirse “bien pagado” al ver las caras de ilusión de los escolares cuando recibieron el material.