La Segoviana ya siente más cerca, concretamente a uno y dos puntos respectivamente, el aliento del Burgos y el Villaralbo en la pelea por la primera plaza del grupo octavo de la Tercera. En un encuentro que acabó por convertirse en un ejercicio de impotencia, el conjunto azulgrana se repartió los puntos con un Atlético Astorga que demostró en La Albuera las razones por las que su técnico, Simón Pérez, le ha convertido en uno de los equipos que más puntos ha sumado lejos de su campo.
El entrenador del Astorga, uno de los que más conoce a todos los equipos del grupo, le cedió el balón y la mitad del campo a la Segoviana, fortificándose por el centro pero sin perder de vista el dos para uno en la banda, con lo que el conjunto azulgrana no tardó en verse maniatado, con Pablo y Chema pasándose el balón entre ellos sin encontrar con claridad ni a Ricardo ni a Maikel para comenzar a crear juego. Ricardo bastante tuvo con sujetar los contragolpes visitantes. Maikel demostró que el mediocentro no es el lugar donde mejor se desenvuelve.
De esta manera, taponada la vía central con un Mariano demasiado fallón y un Dani batallador, pero sin superar en ningún momento a la pareja de centrales del Astorga, la única alternativa en el juego gimnástico pasaba por buscar la profundidad en el juego por banda. Pero Ramsés no tenía su día en los controles, y por la banda izquierda Otero se mostraba demasiado intermitente.
Así las cosas, no fue de extrañar que las ocasiones de gol en la portería del Astorga brillaran por su ausencia en la primera parte, mientras que en la portería contraria David Durán veía cómo una chilena de Aller se escapaba fuera por poco en la mejor acción visitante. Y eso ocurrió en el minuto seis, así que imagínese el lector lo que fue después el choque.
Tras el descanso, ambas porterías comenzaron a pasar por más apuros. La del Astorga con un primer lanzamiento de Ramsés que rechazó Dani, mientras que en la de la Segoviana Durán comenzó a ver cómo los aficionados no le perdonaron ni una con el balón en los pies, ni cuando estuvo a punto de equivocarse tratando de hacer el recorte de todos los partidos, ni cuando se equivocó del todo en una acción en la que al tratar de enviar en largo le acabó entregando la pelota al delantero Borja. Afortunadamente Pablo pasaba por allí para molestar lo justo y desbaratar la ocasión.
Ahora bien, tan justo fue el aficionado al castigar las malas acciones del portero local con los pies, como injusto fue al no reconocer que Durán puso tres balones en largo extraordinarios tanto a Otero como a Víctor Pérez, o que el cancerbero azulgrana salvó a su equipo con varias intervenciones cuando el Astorga comenzó a explotar el filón por la banda izquierda azulgrana.
Maroto sacó a Fran por Ramsés y a Agustín por Otero, tratando de buscar la profundidad por la derecha con el primero, y la habilidad por el centro con el segundo. Sólo lo logró a medias con Fran, porque Agustín estuvo como en Íscar, absolutamente desacertado. Y lo peor fue que, al dejarle toda la banda a Víctor Pérez, cada vez que el lateral azulgrana se incorporaba a posiciones ofensivas, dejaba un hueco inmenso que Bandera aprovechaba para salir a la contra poniendo un nudo en la garganta a los seguidores locales, porque en no pocas ocasiones la superioridad en el contragolpe estuvo a punto de crear un problemón en el marcador.
Hasta en cuatro ocasiones los jugadores visitantes estuvieron a punto de marcar. Afortunadamente entre Durán y la pareja de centrales lo evitaron, pero la sensación de que el 0-1 podía “caer” en cualquier contragolpe era constante. Y mientras tanto, la Segoviana se atascaba y se desesperaba en su ofensiva, volcando el juego por la banda de Fran, que fue el único capaz de llevar peligro a la portería de un Dani que se mostró muy solvente bajo los palos.
En éstas llegó el tiempo de descuento, que la Segoviana tuvo que afrontar con un jugador menos por la expulsión de Mariano, que vio dos tarjetas por no dar una patada. el mediapunta azulgrana se perderá el partido ante la Cebrereña, al igual que Pablo, que hizo la tontería del día simulando un penalti que se convirtió en su quinta tarjeta.
La Segoviana apeló a la heroica, y en la última acción del partido, con ocho azulgranas y once maragatos dentro del área, el balón le cayó a Fran Dorado, que chutó con la izquierda. El balón superó al portero, pero cuando ya se cantaba el gol, el remate tropezó en un defensa que estaba sobre la misma raya de gol y se marchó al ladito del palo. No hubiera sido justo que la Segoviana se hubiera hecho con los tres puntos, porque su fútbol le hizo acreedor sólo de uno, y gracias. Pero a estas alturas de la Liga, cuando el factor suerte influye, la fortuna ayer prefirió darse un paseo por el campo antes de sonreír a los azulgrana. Burgos y Villaralbo vuelven a estar cerca. Hay que seguir peleando.
