El fin de Gadafi se acerca. Mientras miles de personas se acercan a la capital para pedir su dimisión, su hijo Seif el Islam sentenció ayer que la situación en Libia es «excelente» en las tres cuartas partes de su territorio, aunque aceptó que existe «una voluntad interior de cambio» en el país. Al mismo tiempo, anunció reformas en todos los niveles de la administración. En una entrevista con la cadena emiratí Al Arabiya, Seif el Islam Gadafi reconoció que han existido «errores en la gestión de la crisis» y aseguró que hace falta una negociación amistosa para hacer una nueva Libia. «No hay futuro para los libios al margen de la reconciliación, ya que hay que construir la Libia de mañana», señaló.
Asimismo, anunció cambios en todas las esferas de la administración y recalcó que el país está «en un cruce de caminos y que hay que construir una nuevo país».
Mientras, representantes del poder civil y militar del Este de Libia, controlado por milicias populares tras el levantamiento del pasado 17 de febrero, mostraron su confianza en que Gadafi abandone pronto el poder.
Fathi Tarbul, miembro del Gobierno de transición formado por el ex ministro de Justicia Mustafa Mohamed Abud al Jeleil, en Bengasi, aseguró que «el coronel está viviendo los últimos momentos y esperamos el final de su régimen».
Por su parte, el jefe de las fuerzas armadas de la zona este, el general de brigada Abdul Nafa Musa, se mostró convencido de que «la gente liberará Trípoli», así como que todos los oficiales de la parte oriental del país están ya contra el régimen. Además, instó al resto de oficiales del país a «marchar hacia Trípoli» y sublevarse contra el régimen.
Sin embargo, descartó, por el momento, que los sublevados en la zona liberada emprendan una acción militar hacia la capital. «La misión actual de las fuerzas especiales es proteger a la gente de Bengasi y de otras ciudades», afirmó Musa.
El militar apuntó que desconocen con precisión el número de unidades de las que disponen en la zona oriental del país y que están intentando contabilizarlas. «Actualmente no tenemos ningún plan de dirigirnos a Trípoli, ahora estamos reclutando nuestras fuerzas y preparándolas», señaló.
En este sentido, Tarbul consideró que ya no se puede hablar del Ejército de Gadafi, ya que «la idea es que no tiene Ejército», sino fuerzas paramilitares fieles y mercenarios. Desde el Ejecutivo de Bengasi se comentó que la decisión de lanzar o no un ataque militar contra Trípoli es una decisión que deben tomar los consejos de la revolución y no las Fuerzas Armadas.
Según varios miembros de los comités populares, los manifestantes controlan no solo el este del país, sino varias ciudades del oeste. Aunque confiesan que la información es escasa por la dificultad de las comunicaciones y subrayan que en la localidad de Sirte, lugar de nacimiento de Gadafi y situada entre Bengasi y Trípoli «aún no ha empezado la revolución».
El ámbito internacional ha condenado la actuación del mandatario y estudia tomar medias. Así, el Consejo de Seguridad de la ONU inició anoche su reunión de urgencia para debatir las sanciones a Gadafi y su entorno, entre las que incluye el embargo de armas y pide a la Corte Penal que investigue la posible comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad durante la brutal represión.
