El CD La Granja concluyó una difícil temporada en el grupo octavo de la Tercera División con un sufrido empate ante el Estructuras Tino de Burgos en un encuentro que no fue sino el reflejo de lo que sido la temporada para el conjunto granjeño, que tuvo que superar muchas dificultades para poder acabar la campaña con una sonrisa, la del objetivo cumplido.
Siendo honestos, el arranque del partido del conjunto de Sergio Inclán fue el peor que se le recuerda al equipo del Real Sitio, algo que podía entrar dentro de la lógica, puesto que nada tenía en juego el cuadro granjeño, y sí bastante más el CD Burgos, que necesitaba ganar y esperar resultados para evitar el descenso por los arrastres de Segunda B. Así, los primeros minutos fueron muy bien controlados por los de Álvarez de los Mozos, que lograron un gol, obra de Saúl en un error grave de la defensa local, y a punto estuvieron de hacer el segundo en otro fallo en la marca de los de casa, que tardaron sus buenos 45 minutos en espabilar, con escasa profundidad en ataque, donde sólo se pueden contabilizar un cabezazo fuera de Guillermo en buena posición, y una falta de Xavi que sacó el portero junto al palo, y con menos intensidad que su rival en los balones divididos, lo que propiciaba las pérdidas en el centro del campo.
Tras el descanso el CD La Granja fue mejorando en su intensidad, que no en su fútbol, y pasó a dominar el partido frente a un oponente que, a pesar de todo, vivía plácidamente el encuentro gracias a su buena colocación sobre el terreno de juego. Aunque en la ofensiva el conjunto burgalés se quedaba en nada, en defensa los cincuenta balones colgados de manera frontal fueron despejados en su totalidad por la pareja de centrales visitantes.
Sin embargo, la expulsión del lateral Jaime por recibir dos tarjetas amarillas en las dos únicas faltas duras que hubo en el encuentro, vino a poner algo de picante a un partido que hasta el momento no tenía demasiado que contar. El CD La Granja tuvo el balón en su poder durante mucho tiempo, pero en lugar de tratar de combinar en el centro del campo y abrir a las bandas, apostó por el juego directo, para desesperación de un Sergio Inclán que llegó un momento que ya no sabía cómo decir a sus jugadores que llevaran el balón a las bandas. Aún así, Mansino dispuso de dos ocasiones muy claras para empatar, pero en ambas no supo concretar sus remates francos desde dentro del área.
Apostó entonces el entrenador del equipo local por hacer un triple cambio, sustituyendo a toda la línea de ataque, y dando entrada a César Bravo, Quique y Juli. Ello no supuso un enorme riesgo para la portería de Héctor, pero sí llevó a una mayor acumulación de jugadores en la frontal del área burgalesa, un hecho que acabó siendo definitivo para la suerte final del partido, puesto que un minuto antes de que el partido llegase al 90, Iván recogió un balón suelto en el área visitante tras rebotar en un buen número de piernas, y remató para llevar el esférico (llorando) a la portería visitante. el empate a uno terminó haciendo justicia a lo presenciado sobre el terreno de juego de El Hospital, y el CD La Granja pudo despedir la temporada, y a su entrenador, con un empate que deja claras las señas de identidad del equipo del Real Sitio: Que nunca falte corazón.
