El cambio climático podría causar en este siglo la extinción o desplazamiento de hasta 91 especies en Castilla y León, de las que principalmente se verían afectadas las aves rapaces. Sin embargo, animales como el zorro y el conejo aprovecharán la situación climática provocada por el aumento de emisiones para extenderse por el territorio regional y alcanzar zonas de la Comunidad en los que en estos momentos no se encuentran.
Así lo recoge el informe ‘Impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático de la biodiversidad española’, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Extremadura, que sitúa hasta 91 especies animales y cuatro vegetales (arbustos) entre las que corren más peligro en este siglo. De ellas, verán reducido su territorio aves tan tradicionales en la región como la cigüeña blanca, rapaces como el buitre leonado, las águilas imperial y real, el halcón peregrino, los milanos real y negro y el alimoche, pero también un mamífero, el lince ibérico, que en la región pervive únicamente en la Sierra de Gata.
El informe sitúa en nivel rojo (pérdida o desplazamiento de más del 70 por ciento de área potencial en el futuro) para los próximos años a 56 aves, de las que una parte importante son rapaces, así como una quincena de mamíferos (con varios roedores y mustélidos), once anfibios (algunas especies de sapos) y nueve reptiles (lagartijas y culebras). Pero es que además, en naranja (pérdidas o desplazamientos de entre el 30 y el 70%) figuran el urogallo, la perdiz pardilla y el petirrojo, así como el popular lobo (que podría desaparecer de algunas zonas de la meseta castellana), el oso pardo y el gato montés.
Además de las aves mencionadas, bien conocidas por la población castellana y leonesa, el cambio climático podría afectar a otras con un importante papel en la biodiversidad de la Comunidad, tales como la chocha perdiz, la lechuza común, el autillo europeo, el búho real, el chotacabras europeo y el cuellirrojo, el avión zapador, el colirrojo real, los diferentes tipos de curruca y el zarcero común, entre otros.
Desde el CSIC se recomienda una serie de acciones genéricas que facilite la estabilidad de estos animales y se evite su posible desaparición. Así, aconsejan a las administraciones competentes favorecer la permeabilidad y conectividad, así como mayor protección jurídica y el desarrollo de medidas para la conservación in situ.
Por lo que respecta a la flora, el informe no sitúa en Castilla y León a ningún árbol en peligro crítico. De hecho, podría darse la circunstancia de que la Comunidad albergara en un futuro especies arbóreas que ahora se dan en el sur peninsular, que por motivos climáticos se desplazaran hacia el norte, como el alcornoque.
En España, sí se producirá una reducción especialmente preocupante en el caso de algunas formaciones forestales como el pinsapo, el abeto común, la carrasca, el alcornoque y el roble albar (presente en algunas de la Montaña leonesa y palentina). El cambio climático afecta de forma significativa al 20 por ciento de las especies forestales. De hecho, la mitad de las catalogadas evoluciona hacia una situación crítica, con muy alto riesgo de desaparición pasada la mitad del siglo.
