El famoso restaurante del chef Ferran Adriá está cerrado, pero los dos millones de personas que cada año querían comer allí pueden, al menos, acudir a una exposición en Londres donde, entre otras muchas cosas, hay un perro gigante hecho de merengue.
Famoso por sus deconstrucciones y mezclas de alimentos en formas y sabores nuevos, Adriá afirma que la decisión de cerrar ElBulli, con tres estrellas Michelin, hace dos años fue difícil, pero liberó a su equipo y a él mismo de las presiones de gestionar un establecimiento de tanto nivel.
«Me sentía atormentado por tener que cerrarlo. Quería que sobreviviera muchos años», manifestó el restaurador de élite. «Teníamos que crear algo que permitiera que El Bulli viviera mucho más tiempo».
Así que creó elBullifoundation, que prevé salvaguardar el legado abriendo un museo de alimentos y un centro de creatividad en los terrenos del antiguo edificio, con vistas a una pequeña cala en el parque natural del cabo de Creus. El chef, de 51 años, también ayudó a inventar una muestra especial que explora la historia del restaurante y su evolución gastronómica hacia la cocina de máxima vanguardia.
El prestigioso cocinero señaló que fue un sueño celebrar en la capital británica esta muestra, que se montó por primera vez en Barcelona el año pasado. «Londres es una de las ciudades culturales más importantes del mundo. Reino Unido ha hecho en los últimos 10 años una gran mejora», sostuvo, citando a cocineros de la talla de Heston Blumenthal y Gordon Ramsey como los pioneros de la cocina inglesa.
La exposición, que se podrá ver hasta el 29 de septiembre en Somerset House, está repleta de fotos personales, cartas y recuerdos de Adriá y su grupo de trabajo, así como material culinario e, incluso, un perro gigante hecho por completo de merengue.
Una amplia agenda
Un extenso calendario con vídeos muestra a los visitantes cómo se crearon algunos de los platos de Adriá, además de una enciclopedia interactiva de alimentos y un modelo de la nueva fundación. El catalán quiere que este montaje sea itinerante los próximos cuatro o cinco años, primero en Estados Unidos y luego de vuelta a Italia y España, donde parte de su contenido se lucirá en el museo de comida de El Bulli.
«Lo más importante para el retaurante es la idea de fantasía en la cocina, que necesitamos crear en miles y miles de personas», declaró. El chef, que disfruta con todo tipo de gastronomía, entre ellas la japonesa y la portuguesa, confesó que come de forma sencilla, bastante alejado de sus elaboradas creaciones. «Fruta por la mañana», afirmó. «Ayer comí calamares. Atún a la plancha y costillas. Todo muy simple», puntualizó.
Adriá está trabajando en una presentación sobre los orígenes de la cocina que presentará en Nueva York a principios del próximo año. «La calidad de la gastronomía está en todos los niveles de la historia. Nunca, nunca, nunca ha sido tan buena», señaló el cocinero.
«La gente no recuerda cómo era hace 40 años, cuando apenas había restaurantes», sentenció.
A la presentación de la exposición asistieron Juli Soler, socio de Adriá y director de sala del clausurado restaurante; y Albert, su hermano menor. El más joven de los Adriá, maestro repostero y pareja creativa de Ferrán en El Bulli y que actualmente triunfa en varios restaurantes, afirmó que la muestra «es un sueño cumplido», si bien matizó que, en la cocina, «aún tienen mucho que decir».
