El Barcelona consiguió ayer el billete para la final de la Liga ACB tras doblegar (62-84) al Gran Canaria, por lo que los blaugrana disputarán su séptima final consecutiva ante el Real Madrid.
Los pupilos de Xavi Pascual dejaron la estadística en el vestuario y se olvidaron de la mala relación que mantienen con el pabellón insular. La efervescencia de los locales se tradujo en dos triples seguidos de Beirán, que sirvieron como carta de presentación . El desacierto de Ante Tomic y la muñeca de Toolson permitieron las primeras ventajas del cuadro canario (16-11), antes de que Oleson encontrase el sitio desde el perímetro.
Daba la sensación de que el Barcelona aún debía calentarse, como un motor diésel. Y así le pasó a los catalanes, que mejoraron su versión con un inconmensurable Joe Ingles, que culminó un parcial de 2-11.
Alvarado intentó mantener con vida a los suyos, pero no hubo manera. Los lanzamientos exteriores, que habían perdido frescura, y las pérdidas al descanso (7-1) dejaron claro que el duelo comenzaba a pintarse de blaugrana. A pesar de todo, Newley renació con dos acciones personales, pero el marcador (50-66) era ya una losa demasiado pesada para los locales.
Así se llegó al final de la semifinal, escenario que desconocía el Gran Canaria, mientras que el Barça aprovechó para dar minutos a los menos habituales. El triunfo ‘culé’ mandó al traste las ilusiones insulares, que no desaparecieron tras el partido. La grada ha vivido la mejor temporada de su historia.