Fomentar la biodiversidad en la ciudad de Segovia, facilitando el anidamiento de especies protegidas, como vencejos, cernícalos o chovas piquirrojas, impidiendo, al mismo tiempo, la nidificación de otras dañinas, como el de la paloma común, es el objetivo de un plan, de carácter experimental, puesto en marcha por el Ayuntamiento de Segovia, con la colaboración de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta y el Museo de Ciencias de Madrid.
El plan se ha puesto en marcha aprovechando las obras de restauración que se acometen en varios tramos de la muralla y en el marco del Plan de Biodiversidad que elabora el Ayuntamiento, que forma parte de la Red de Ciudades por la Biodiversidad desde junio de 2009, según explicó ayer la concejala de Medio Ambiente Paloma Maroto.
Las obras en la fortaleza han consolidado sillares, tapando agujeros fruto de la erosión, que eran aprovechados por diversas aves para nidificar, aunque el mayor anidamiento se ha producido siempre en los mechinales, huecos donde se insertaban las vigas de madera para la construcción de la fortaleza, a modo de andamiaje, y que después se utilizaban para dar salida al agua.
En estos mechinales anidaban diversas especies protegidas. Entre ellas, los colirrojos, el gorrión chillón, los herrerillos o los vencejos; además de otras de mayor tamaño, como la chova piquirroja, la lechuza y el cernícalo, un ave rapaz que controla con gran eficacia posibles plagas de topillos, según explicó ayer Javier Saez, de SEO-Birdlife. «El problema es que en la muralla nidifican muchas especies y al haberse tapado agujeros, cientos de parejas de vencejos se podían quedar sin lugar para anidar», añadió Saez.
Varios agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León, bajo las indicaciones de expertos de Seo-Birdlife y de los técnicos de Parques y Jardines del Ayuntamiento, se deslizaron ayer con cuerdas por la muralla, en la zona próxima a la ronda de Juan II, para colocar en los paños de muralla una caja-nido, piezas de cerámica, expresamente diseñadas para ser incrustadas en los mechinales. Saez y Maroto explicaron que estas piezas han sido diseñadas para permitir la entrada de especies protegidas, como los vencejos y las chovas, e impedir, al mismo tiempo, el acceso de las palomas, una especie muy dañina.
La paloma, según explicó Saez, supone una amenaza para el monumento, puesto que estas aves horadan la muralla y la debilitan, además de producir unos excrementos que degradan la piedra calcárea. De hecho, aprovechando las obras de consolidación de la muralla en el entorno de la Puerta de San Cebrián, el Ayuntamiento ya introdujo, también de forma experimental, tejas en los mechinales para impedir la nidificación de las palomas y permitir, en cambio, la de chovas y vencejos, que ya utilizaban este tramo de muralla para la cría.
En la jornada de ayer, se colocaron 15 cajas-nido, acoplados a los mechinales, donde, según insistió Maroto, «no podrán anidar palomas, aunque si, esperemos, otras especies». La intervención se realiza aprovechando la época de anidamiento. El representante de SEO Birdlife explicó que los vencejos tan solo permanecen 100 días. «Los vencejos vendrán a finales de abril y regresan a principios de julio, están tres meses, y de lo que se trata es que tengan huecos donde criar», indicó Saez. El representante de SEO-Birdlife explicó que cada ave obtiene como una alimento una media de 6 kilos de insectos, de manera que con esta actuación la cifra ascendería a 500 kilos, lo que supone un claro beneficio para el equilibrio ecológico y la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.
Maroto recalcó que se trata de un proyecto experimental, y que los técnicos desconocen cual será el resultado final. «No sabemos si las especies protegidas los utilizarán, haremos un plan de seguimiento y si funciona realizaremos nuevas intervenciones en otras zonas rehabilitadas de la muralla».
