El Atlético de Madrid completó su recuperación con otro partido notable, en el que remontó un 0-1 y en el que impuso su absoluta superioridad ante un Valencia inofensivo, desaparecido tras la expulsión de Carlos Marchena antes de la media hora y anulado por el fútbol de un equipo rojiblanco que sueña con Europa.
El conjunto local no dejó respirar a su rival desde el primer segundo. Aceleró su presión y fue el dueño del balón y de las ocasiones de un duelo atractivo contra un adversario impreciso, aunque aguantó las embestidas iniciales del equipo rojiblanco e, incluso, se situó por delante en el marcador.
Era el minuto 20, el conjunto levantino apenas había salido de su campo, había sentido la amenaza del Atlético en un lanzamiento de falta del portugués Simao o un par de disparos del uruguayo Forlán y sentía una incomodidad alarmante sobre el césped del Calderón, pero pasó de un posible gol en contra al 0-1.
Un penalti a Reyes, no sancionado por el árbitro Pérez Burrull, impulsó un contragolpe del Valencia, un pase entre la defensa y un mano a mano de David Silva, que, tras sortear el desesperado intento del colombiano Luis Perea desde el suelo, se plantó ante De Gea. Primero, ganó el portero; luego el media punta, que firmó el 0-1.
Pero el Atlético, en contraste con partidos precedentes de la primera parte del curso, supo encajar el golpe. Y reaccionó. Primero con una jugada genial de Reyes ante un puñado de rivales que acabó en el poste y después con un penalti de Marchena pitado con retraso por Pérez Burrull, que en el momento no sancionó la pena máxima y luego, ante la bronca general, recurrió al cuarto árbitro.
El colegiado, que no había visto la mano del futbolista visitante, rectificó. Penalti y expulsión por roja directa de Marchena.
Superioridad numérica
Forlán no desaprovechó la ocasión para restablecer el empate en el minuto 27 de un partido con buena pinta para el Atlético, en superioridad numérica con más de una hora por disputarse.
Y sufrió el Valencia, porque el adversario encaró la segunda mitad con los mismos argumentos convincentes de la primera parte, con agresividad, con velocidad en su ataque y con fiabilidad defensiva ante un rival mermado por las circunstancias.
Hasta siete ocasiones claras contó el Atlético en los primeros 25 minutos de la segunda parte. Un disparo de Forlán, tres opciones clarísimas de Agüero, un lanzamiento ajustadísimo de Simao y dos tiros de Reyes probaron los reflejos de César, brillante en cada intento del ambicioso conjunto rojiblanco sobre su portería.
Pero el 1-1, aún en el marcador por los méritos del guardameta, no duró mucho más. Lo merecía el Atlético por fútbol y por ocasiones. Y lo encontró por medio de Agüero, que había perdonado antes el 2-1, pero que, instantes después, rubricó su fenomenal actuación con el segundo gol del equipo rojiblanco.
La sentencia madrileña llegó con el tercero, en una jugada culminada por Forlán, en el cuarto en un tiro de Jurado para transformar en el marcador su enorme superioridad sobre un Valencia que se marchó del Calderón con otra roja directa, a Miguel.
