El Museo Esteban Vicente fue ayer testigo de una charla coloquio entre los participantes del Concurso de Pintores Pensionados y varios artistas segovianos, como colofón a unas semanas de aprendizaje y experiencias compartidas entre ‘alumnos’ y ‘maestros’.
Carlos Muñoz, a modo de moderador del encuentro, inició su intervención valorando el potencial de todos los allí presentes. Muñoz puso sobre la mesa algunas cuestiones relacionadas con el mundo de la pintura y, en especial, del arte paisajístico. “Tenemos que analizar qué es aprovechable dentro de la enorme cantidad de obras artísticas contemporáneas”—aseguró Muñoz.
Sofía Madrigal, una de las artistas invitadas, no dudaba en confesar que había descubierto que era paisajista hace relativamente poco tiempo, a pesar de que era lo que había hecho toda su vida. “Me encontré a mí misma mientras pintaba paisajes”, matizaba la artista. Fue ella misma quien se mostró especialmente crítica con el surgimiento de los grafitis, una forma de expresión urbana sobre la que tiene “serias reservas”.
En lo que sí que coincidieron todos ellos fue en resaltar la estrecha relación entre el ser humano con su entorno, ya sea rural o urbano. Mariano Carabias asemejó el paisaje a una bombona de oxígeno, “que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos”. Unas palabras que estaban cargadas de sentimientos, sobre todo para quienes—como todos los asistentes—asumen el arte de pintar paisajes como forma de vida.
Quien también utilizó algunas metáforas para explicar su relación con el arte pictórico fue Christian Hugo. Igual que durante la niñez vamos adquiriendo una sucesión infinita de imágenes en nuestra mente, o igual que gracias a los olores y sabores nos adentramos en el mundo de la gastronomía, con el arte sucede lo mismo, según considera el pintor segoviano. “Yo formo parte del paisaje”, llegó a asegurar Christian Hugo.
Rafael Carralero fue quizá uno de los ponentes más intensos en la charla, con su forma de expresarse tan característica. “Qué regalo es cuando unos pintores se juntan a hablar”. Así calificaba aquel encuentro entre los alumnos del Curso de Pintores Pensionados y los artistas invitados. El pintor también citó algunas frases de autores famosos: “un cuadro no representa, es”;“piensa claro, habla claro”.
Y así, entre palabras que evocaban a siglos pasados, la charla fue llegando a su fin, dejando también a los alumnos pensionados un espacio para intercambiar opiniones con los artistas. Las dificultades de pintar sobre el propio terreno o el uso de las luces y las sombras fueron algunos de los temas más comentados. Terminaba así una mañana de arte, de experiencias, de emociones compartidas entre varias generaciones de artistas de la pintura.
