Lo normal es utilizar un lienzo o un papel para plasmar las ideas fruto de la inspiración de los artistas, pero hay otros soportes que sirven para transmitir el mensaje, otros medios como los muros y suelos de las ciudades. En Nava de la Asunción, como explica Esther González, ha llegado de la mano de un joven artista y grafitero, Román Tinajero, que ha sabido mover, lo que hoy es tan difícil, conciencias, y tener gente a disposición para mover una ilusión.
Román llamó a su proyecto ‘Navart’, que consiste en algo realmente fácil, acercar el arte a través de otro tipo de arte, pintar los muros y hastiales de los diferentes vecinos que los donan para tal proyecto. Pretendía reunir a varios artistas nacionales e internacionales con los amantes del arte y vecinos de este pueblo.
En origen era auténtica pretensión de modernidad, a la altura de ciudades como Zaragoza, que lleva ocho años con un proyecto como este. ‘Fart festival’, o festival de murales ‘La Escocesa’ en Barcelona, ‘Poliniza’, en Valencia, son otros de los ejemplos de festivales de este tipo que están funcionando realmente bien. En el mundo se están dando a gran escala en ciudades europeas como Berlín, Varsovia, Londres o París.
Lo cierto es que ha tenido gran aceptación entre los vecinos, muchos dispuestos no solo a permitir dicho arte en sus propiedades, sino a modo altruista prestar sus máquinas elevadoras, andamios, botes de pintura…, es decir, una especie de trueque, con tal de dar un poco de color y esplendor a un pueblo en estos tiempos.
El proyecto de reunir a un colectivo de artistas finalmente no ha salido adelante, pero Román sigue haciendo su arte, a modo individual, y quizá mas lentamente, pero aun así está llenando de arte los muros de este pueblo. Así que es fácil verle los fines de semana en Nava subido a un andamio haciendo su arte particular y firmando SR. Momán. Lo mejor, nadie le paga, él es ahora quien paga su propia pintura, es la satisfacción de hacerlo sin recibir nada a cambio.
Si se quiere ver lo ya realizado en directo, es muy buena idea acercarse, nada que ver con verlo en fotos. Es lo maravilloso de este arte, rompe con el convencionalismo del espacio público, es en la calle, es de todos. El pueblo es de los que viven en él, a la vista está, todos quieren que Román disponga de sus muros y despliegue su particular ‘Navart’.
