El fútbol está lleno de tópicos. Que si “somos once contra once”, que si “jugamos como siempre y perdimos como nunca”, que si “no hay enemigo pequeño”…
Pero hay un tópico que se ha convertido en máxima, y que se cumple a rajatabla en muchos partidos. La frase “quien perdona, lo paga”, cobra todo su sentido cuando de este deporte se trata, y en la fría tarde de ayer el CD La Granja vivió en sus carnes toda la crueldad del fútbol cuando ni el arco iris es suficiente para meter la pelotita dentro.
Vaya por delante que la Cebrereña, que tuvo toda la suerte que le ha debido de faltar en partidos anteriores, tuvo un arranque de partido bastante mejor que el granjeño, con un Javi Prieto que podía con Míchel, y servía buenos balones a Súper y Juli, que obligaban a Yiyo a emplearse a fondo, jugándose en algunos casos algo más que una amonestación, lo que habría puesto en peligro al equipo, puesto que era el único portero del equipo de casa.
Pero el paso de los minutos fue modificando la decoración del choque. La defensa segoviana se fue asentando, Guillermo y David Martín tuvieron más presencia en el centro del campo, y el balón comenzó a rondar la portería de Jerays, que en su primera intervención detuvo con seguridad un lanzamiento lejano de Guillermo, y en la segunda golpeó al mediocentro granjeño en un balón lateral colgado al área. El árbitro no quiso ver nada en esa acción, pero sí consideró punible una mano involuntaria de Jota tras un saque de esquina.
Era la oportunidad propicia para que el CD La Granja se pusiera por delante, después de que Juanlu y Chiqui hubieran marrado buenas ocasiones con sus remates claros que no encontraron portería. Guillermo se perfiló para el lanzamiento, y engañó al guardameta, pero el balón se marchó por encima de la portería abulense.
Como era de esperar, el equipo de Javier Jadraque acusó el golpe, y en todo el primer tiempo ya no volvió a acercarse con peligro al marco contrario. La Cebrereña, con sus balones en largo, siempre puso en el alambre a la defensa granjeña, que ya no cometió más errores de importancia, salvando algún pecado de relajación a la hora de defender un par de saques de esquina.
Salió el CD La Granja con las ideas más claras tras el período de descanso, con Iván y Mario muy abiertos en las bandas intentando aprovechar el espacio que quedaba entre los centrales y los laterales abulenses. Debido a ello no tardaron en surgir los primeros apuros en la zaga de la Cebrereña, sobre todo en su lateral Héctor, al que Mario dejó tan agotado que en el minuto 53 se olvidó de tirar la línea de fuera de juego, dando a Juanlu la oportunidad de plantarse solo ante Jerays. Pero el “9” granjeño se trastabilló, y permitió que el portero visitante le achicase los espacios y acabase desviando su lanzamiento.
La segunda oportunidad clara del equipo segoviano fue el preludio de un cuarto de hora de asedio, con ocasiones clarísimas para marcar que se quedaron incomprensiblemente en nada. Como otra ocasión de Mario, aprovechando el espacio a la espalda de la defensa, que de nuevo se plantó solo ante Jerays, pero con tanto tiempo para pensar se recreó en la suerte, y permitió que Cuenca llegase a despejar la pelota.
No acabaron ahí las ocasiones granjeñas. Iván remató desviado en posición escorada poco antes de que llegase otra nueva, y clarísima, ocasión para marcar el 1-0, en la enésima entrada de Mario por la banda izquierda, que cedió el esférico a Chiqui para que éste, rematando de primeras con Jerays batido, se encontrase con las piernas de Abel, que bajo los palos evitó el gol local. Y aún tuvo una última ocasión de marcar el CD La Granja, cuando Juanlu de nuevo encontró el hueco en la zaga visitante, pero cruzó en exceso su remate.
Ante tanto error en el remate, no faltaban los agoreros que pronosticaban un gol de la Cebrereña en la primera ocasión que tuviera el conjunto de Pepe García, que acertó de pleno con sus cambios, revitalizando el juego de su equipo, físicamente tocado, pero que encontró en Javi Prieto su desahogo en los peores momentos. Y así, en la primera ocasión que tuvo en toda la segunda parte, se encontró con una serie de rechaces afortunados que dejaron a Juli solo ante Yiyo. El portero local rechazó el lanzamiento, pero el balón le cayó a los pies de Javi Prieto, que superó a Pluma en su remate.
Desde ese momento (minuto 74) y hasta el final del partido, el ejercicio de impotencia de los jugadores del CD La Granja los llevó a enviar lejos de la portería rival todos sus lanzamientos hasta que el árbitro señaló el final de un partido que perdió el equipo de casa, porque (valga el tópico futbolístico) ayer no le marcó un gol ni al arco iris.
