Hoy será un día especial para Quintín Vírseda. Después de 34 años como director del colegio público de Sepúlveda ha decidido jubilarse, coincidiendo con el final del curso escolar. Dice que le ha llegado la hora de dar el relevo a las nuevas generaciones de profesores. Lo hace con una sensación agridulce, de tristeza por dejar su trabajo “de toda la vida” y de alegría “por el deber cumplido”.
Nacido en Cantalejo, en 1950, don Quintín —como así es conocido en Sepúlveda— estudió Magisterio en Segovia. En su primer curso como maestro ejerció en Ayllón, Boceguillas y Fuenterrebollo. Pasó luego dos años en Torrecilla del Pinar. Y de ahí marchó a Sepúlveda, donde llegó en 1973. “Nunca pensé que me quedaría tanto tiempo, pero hemos estado tan a gusto mi familia y yo que no hemos querido irnos”, señala.
En el curso 1976-1977 fue elegido director del colegio público. Y hasta ahora… A lo largo de este tiempo, él ha asistido, como privilegiado protagonista, a la evolución acaecida, en todos los aspectos, en el mundo de la educación. A los cambios en los programas educativos se unieron los de las instalaciones, que ahora no tienen nada que ver con las de entonces…
En el “Virgen de la Peña”, ha visto el paso de la estufa de leña en cada clase a la calefacción central, la sustitución de la tiza por las pantallas digitales, el relevo que dieron las cartas a los correos electrónicos… “Pasamos de un colegio antiguo que se quedaba pequeño a uno grande y nuevo”, agrega.
Los recuerdos se agolpan en su memoria cuando se le pide que resuma su trayectoria. “Siempre he intentado que los profesores formaran un verdadero equipo, que fueran una gran familia en la que primara el compañerismo”, declara. Profesor de Matemáticas y Ciencias Naturales, se sintió atraído por la nuevas tecnologías y, por derivación de esa afición, intentó por todos los medios que su colegio estuviera dotado con el material más moderno.
Dice estar “orgulloso” de haber impulsado los intercambios de alumnos del “Virgen de la Peña” con otros escolares franceses, en una experiencia que fue pionera en Segovia cuando se inició, a finales de los 70. Y, por lo que respecta a su etapa más reciente, se ufana de haber puesto en marcha el CEO “Virgen de la Peña”, el primer centro educativo con tal clasificación de la provincia, “donde se imparte una enseñanza de la mayor calidad”.
Su esposa, Feli Gallego, también maestra, valora de él su permanente deseo de abrir el colegio “a toda la sociedad sepulvedana” y el hecho de haber promovido una asociación de padres en un tiempo en el que la mayoría de los directores eran reacios a su creación. “Siempre ha querido que sus profesores acudieran a cursos de formación”, añade.
Mañana empezará una nueva vida. ¿Qué va a hacer a partir de ahora?. “Leer, estudiar idiomas, viajar y pasear por el campo”, asegura. De momento, en la mañana de hoy toda la sociedad sepulvedana le dedicará un homenaje, que acabará con una comida en el restaurante Cristóbal.
