El informe pericial del órgano colegial designado por el juez Javier Pérez, que investiga el accidente del avión de Spanair del 20 de agosto de 2008 en Barajas, que se saldó con 151 muertos, expone en una de sus conclusiones que «el personal no identificó la causa de la avería y despachó la nave incorrectamente», autorizándose el vuelo JK5022 a las 14,23 horas y estrellándose dos minutos más tarde. Así consta en el estudio de la comisión judicial formada por ocho expertos nombrados por el magistrado. El escrito se ratificará la próxima semana.
Poco antes del siniestro, la aeronave tuvo que regresar al hangar tras un intento de primer despegue después de que se detectara una avería en el calefactor de la sonda de temperatura (RAT). Uno de los mecánicos de la compañía -que se encuentra imputado- consultó el manual de equipamiento mínimo (MEL) de Boeing y desactivó -por causas que se desconocen- el sensor del calefactor del RAT.
Desde el inicio de las investigaciones, el instructor cree que «el fatídico error fue una consecuencia o manifestación de un fallo multifuncional que afectó también al TOWS (que alerta de una configuración inadecuada para el despegue), alimentado por el mismo relé».
Casi tres años después de la tragedia, las conclusiones del informe de los peritos exponen que «la tripulación no configuró adecuadamente el avión para el despegue», pues no extendió los flaps a la posición de 11 grados y slats en Midle, tal y como correspondía en esa situación.
Además, señala que «el comandante y su equipo realizaron las listas de comprobación sin la debida adherencia a los procedimientos operativos estándar, perdiendo con ello la oportunidad de detectar el error de configuración del avión». De hecho, en la cabina se produjeron situaciones que «agravaron» -sin precisar- el problema.
