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El viaje de Martín Rico por Segovia (II)

por Juan Manuel Santamaría (*)
22 de junio de 2025
en Segovia
17 Segovia Acueducto parcial
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Plaza, iglesia y torre de San Esteban (II)

Plaza, iglesia y torre de San Esteban (I)

El patio de la casa de Los Rueda

Martín Rico y Ortega. Vista parcial del Acueducto de Segovia. Acuarela. Museo Nacional del Prado. Vi una acuarela o un dibujo de Martín Rico que representaba la iglesia de Santa Eulalia desde la calle de la Plata. No recuerdo donde, pero me sirve para rehacer la ruta del joven pintor de El Escorial a Segovia. A caballo o en pequeño calesín subiría el Alto del León, tomaría el camino de San Rafael y entraría por la Puerta de Madrid. Luego, por la calle de la Plata, Santa Eulalia y calle San Antón llegaría a esta inusual vista del Acueducto. Hay mucho desnivel en la calzada, un muro adosado a la obra romana que no se entiende muy bien, los arcos reconstruidos, cerbatanas por las que se repartían las mercedes de agua y, al fondo, la alta espadaña del ex convento de San Francisco antes de que fuera ocupado por el Real Colegio de Artillería.

19 Segovia Plaza oriental del Acueducto

Martín Rico y Ortega. Vista del Acueducto de Segovia desde la Cuesta del Ángel. Acuarela. Museo Nacional del Prado. Los segovianos llamaron a su acueducto “la Puente” y como gran puente lo va a ver el pintor, tendido entre las alturas del Cerrillo y del casco antiguo de la ciudad. Las construcciones populares son modestas y obedecen al mismo patrón constructivo, mampostería, ladrillo y entramados de madera, que ya vimos en la calle Perocota, en las calles del barrio de Santa Eulalia y en el barrio de San Millán. A la derecha, con más empaque, el edificio del Seminario Conciliar. En el momento presente, todas las casas y calles que aparecen llenando ese valle han desaparecido.

20 Segovia Plaza Oriental Con Resolana

Martín Rico y Ortega. Vista del Acueducto de Segovia desde la Alamedilla de Santa Lucía. Acuarela. Museo de Prado. Me imagino a Martín Rico alucinando ante el Acueducto, que seguramente descubrió en su viaje a Segovia, y buscando puntos de vista diferentes desde los que pintarlo. Ayer, de sureste a oeste; hoy de noroeste a oeste. Capta las alturas del Cerrillo, donde entre el caserío se distinguen la torre de la iglesia de los santos Justo y Pastor y la alta espadaña de la iglesia conventual de San Francisco. La ladera está vacía de construcciones y a la derecha pintó la calle de la Resolana que, trazada en fuerte pendiente, unía las de San Juan y Gascos. Hoy está reducida a un mínimo tramo, entre unas viviendas y el paseo de Santo Domingo de Guzmán.

21 Segovia 1858 Martin Rico Vista del Acueducto en perspectiva

Martín Rico y Ortega. Plaza del Azoguejo. Acuarela. Museo Nacional del Prado. Como anécdota diré que no fue segoviano por unos días, pues nació poco tiempo después de que el señor Burgos firmara, el año 1833, la reforma provincial que le arrebató a Segovia El Escorial para adscribirlo a la provincia de Madrid. Fue uno de los artistas que introdujeron en España la pintura de paisaje y en Segovia se inspiró para pintar una preciosa serie de acuarelas, hoy parte de los fondos del Museo del Prado. Para pintar la que presento, debió colocarse al pie de la iglesia de Santa Columba, lo que le permitió contemplar esta impactante perspectiva del Acueducto y buena parte de la Plaza del Azoguejo con las modestas construcciones que hacían calle subiendo hacia el convento de San Francisco. Gentes y caballerías permiten apreciar dimensiones y distancias.

18 una calle de Segovia C Perocota

Martín Rico y Ortega. El Acueducto visto desde la calle Perocota. Acuarela. Museo Nacional del Prado. La entrada a la plaza del Azoguejo se hacía desde el barrio de San Millán por la calle Perocota, estrecha, como vemos, a más no poder. El caserío era pobre, pero pintoresco con sus distintos volúmenes, saledizos, alineaciones y alturas y con los entramados de madera que en muchas construcciones castellanas daban solidez a los muros hechos de tapial y adobe. Pasar esa estrechez y contemplar la obra romana debía resultar fascinante para cualquier persona y no digamos para un artista. Arriba de los arcos está la caseta en la que los ingenuos segovianos habían fiado su salvaguardia ante la invasión de las tropas carlistas. Me fijo en las personas. Hay cinco: dos al fondo de la calle, uno con un burro en un plano intermedio y dos, ociosos, en un primer plano. No sé si sería esa la imagen la imagen contemplada.

san millan calle real canaleja

Segovia vista desde el sur. Martín Rico y Ortega. Acuarela. Museo Nacional del Prado. El artista estaba en el barrio de San Millán y desde allí miraría hacia Segovia para ver un frente de casas estrechas pero con tres o cuatro plantas, las que caen de la Calle Real a la Canaleja. Lo más interesante está a la izquierda de estas construcciones, donde más acá del Torreón de Lozoya, perfectamente identificable, hay muros almenados y una torre, parte todo de la desaparecida cárcel de nobles y de la Puerta de San Martín, que se derribaría unos años después, en 1883, siendo alcalde de la ciudad Mariano de la Torre Agero. A las gentes parece gustarles estar en el suelo, de pie, sentados o echados por el suelo, pero parece que sin muchas ganas de trabajar.

iglesia san millan romanica tres naves

Martín Rico y Ortega. San Millán. Acuarela. Museo Nacional del Prado. La iglesia segoviana de San Millán, románica, de tres naves, dos atrios y torre cubierta con chapitel de pizarra se alza imponente sobre las pequeñas casas, no más de dos alturas, construidas a su alrededor por labradores y menestrales, con entramados de ladrillo y madera. Más atrás puede verse una fila de arcos del Acueducto y el caserío sudoriental del recinto fortificado, en el que destaca la iglesia del Seminario. Hoy, ese gran edificio románico que dominaba el barrio es prácticamente invisible para el espectador que quiera contemplarle desde el miso punto de vista dados el volumen y la altura que se ha dado a las modernas construcciones de viviendas, todas con seis o siete plantas sobre la cota del que se conoció como Camino Nuevo.

catedral cuesta de los hoyos

Martín Rico y Ortega. Catedral de Segovia vista desde la Cuesta de los Hoyos. Acuarela. Museo Nacional del Prado. La Catedral también debió gustarle a Martín Rico pues nos dejó dos pinturas de ese espléndido edificio al que se conoce como dama de las catedrales. Pero, ¿fueron sus elegantes formas o fue su emplazamiento lo que de ella le atrajo? Así como la representó, elevándose airosa sobre tres planos, la franja de rocas, motivo geológico que tanto le atraía, la desmochada muralla dividida en cinco tramos por torres de defensa y las casas de la ciudad sirviendo de base. Una visión admirable. De la Catedral vemos la gran torre, la capilla del Sagrario y la cúpula. Pero algo falla en la parte central, de la que sólo aparece una nave demasiado estrecha. ¿Apunte demasiado rápido? La pintura se completa con una vista de la lejana sierra, separada del cielo con un color un poco más oscuro.

alcazar desde clamores

Martín Rico y Ortega. El Alcázar de Segovia visto desde el valle del Clamores. Acuarela. Museo Nacional del Prado. Pienso que al pintor o no le gustó mucho el Alcázar o no le dejaron entrar en la plazuela para pintarle o prefirió fijarse más en lo que el escenario tenía de natural que en la arquitectura. Del edificio se queda con la fachada vista de lado y con la torre de Juan II, todo tal como estaba antes del incendio. Pinta también la trasera de la Casa de la Química y se complace en la representación del postigo por el que se salía -¿por qué no se rehace?- al camino que baja al valle del Clamores, con sus cortes y escarpes, los musgos y el pasto ralo y reseco. Martín Rico fue un fino observador de la Naturaleza en sus más pequeños detalles.

santuario fuencisla

Santuario de la Fuencisla. Martín Rico y Ortega. Acuarela. Museo Nacional del Prado. Algunas acuarelas de Martín Rico son un inapreciable documento para conocer detalles de cómo se iban transformando algunos lugares de Segovia por los años centrales del siglo XIX. En esta vemos el paisaje de las Peñas Grajeras con el santuario de la Virgen. El año 1846 se había desviado el curso del río Eresma y en su lugar quedó el que llamaron “Hoyo de la Fuencisla” que fue siendo colmatado con las piedras que se desprendían del gran cantil, despacio, hasta que en 1882 se acometió la restauración del Alcázar incendiado veinte años antes y el hoyo sirvió para recibir los escombros de las obras. Sobre el santuario y la hospedería están la torre y el soberbio enebro abatido por el desprendimiento de rocas que se produjo el año 2005. Arriba de los peñascos, a la derecha, la ermita a la que se retiraba a orar San Juan de la Cruz y los dos árboles, pino y ciprés, que plantó el santo carmelita.

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* Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce

porunasegoviamasverde.worpress.com

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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