Había acabado el encuentro de baloncesto. Me dirigí al entrenador del equipo vencedor, Juan Pascual Manzano, para recabar su opinión sobre el partido. “Mira, -me dijo-, los protagonistas son los jugadores, yo estaba cómodamente en el banquillo y los que verdaderamente han luchado para ganar han sido ellos”. Era el estilo Juan. Persona extraordinaria que por encima de todo valoraba la amistad y se ‘escondía’ en los éxitos.
Cierto es que debido a su avanzada edad, todos cuantos seguimos sus andanzas deportivas y sus últimos años de vida sabíamos que sus días eran cada vez mas cortos. El pasado sábado recibí varias llamadas de amigos comunes que anunciaban lo que preveíamos. Desde ese momento fue un continuo recordar el pasado de aquel Juan que entró a trabajar en la imprenta de la Academia de Artillería, donde pasó largos años y que, con tanto entusiasmo como ‘locura,’ se enganchó al deporte y fundamentalmente al baloncesto.
Fue entrenador del mejor equipo que ha tenido Segovia, el Imperio. Los jugadores que estuvieron con él entonces, son los mismos –muchísimos de ellos-, que le llevan en el recuerdo a quien fue amigo y entrenador. Si como muestra vale, ayer, en dos de las coronas de flores que adornaban el túmulo de su traslado al cementerio se leían los estos rótulos: ‘Tus chicos del Imperio’, ‘Tus chicos del JPM’.

Él, Juan Pascual Manzano, fue una de las personas, junto con los jugadores de aquel tiempo en el Imperio, que mas luchó para que no desapareciera la entidad. Cabe recordar las muchas reuniones que mantuvieron en la Casa del Deporte para evitar su desaparición. Paro la realidad era tozuda y en ella tenía mucho que ver la falta de una ayuda económica.
Mas, una vez que se acabaron los argumentos, Juan cogió el timón junto con varios jugadores y algún otro amigo tan ‘loco’ (bendita locura la que proyecta la actividad deportiva), y se ‘montó’ en la aventura de crear un nuevo club, al que bautizó como JPM. Y Juan, además de ‘recogepelotas’, entrenaba, coordinaba y ponía dinero de su bolsillo. Y la idea salió adelante. Los jugadores no dieron la espalda nunca a su amigo, manteniendo una amistad inquebrantable.
Y esa amistad, mantenida en el tiempo, recibía su ‘contraprestación’ cuando ex jugadores de los equipos que dirigió Juan, le recogían en el que fue su ‘domicilio’ final, y se lo llevaban de comida a la ‘casa’ de Goyo Rico. Cada cual recibe, o debiera recibir, lo que siembra.
Amigo Juan. No sé si en el camino que has emprendido, y que seguiremos todos, nos encontraremos alguna vez. Mas si así fuera será para mí una grandísima satisfacción.
Juan ha fallecido el día 15 de febrero de 2025.
P.D. Si San Pedro recibe a los buenos lo hará contigo. Seguro.
