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El Taray

por Benjamín Charro Morán
20 de septiembre de 2024
en Tribuna
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La historia de Segovia puede leerse en la arquitectura y fachadas de sus calles; de sus barrios más emblemáticos. En ellos se aprecia el transcurrir del tiempo y cómo la arquitectura popular, basada en la necesidad, iba dando paso a la reglada, mucho más perfilada. Sin duda, la arquitectura es la historia de los pueblos. Son sus gentes, sus necesidades, inquietudes…

La vida, ayer, giraba en torno a la arquitectura de necesidad, sencilla y arrancada a los materiales de la tierra más próximos. Cada barrio era un renglón  de fe y de poder. Es notario fiel de la realidad de los tiempos. Cada momento tiene y ha tenido sus referentes y modelos, pero llama la atención el entorno de “El Taray”, como referente de tiempos convulsos y difíciles del tardofranquismo, donde el tesón y la necesidad de las gentes, fue capaz de integrar al propio pueblo en su ciudad. Es éste un modelo que amalgama un entorno privilegiado y notable de la ciudad, con los más humildes. Porque la arquitectura siempre fue unida a la vida y al trabajo de sus gentes.

Es “El Taray “un modelo singular que merece una placa más grande, y una mayor atención en las escuelas de arquitectura, por su implicación social, comunitaria, próxima de vecindad capaz de integrar a los obreros en el marco de los poderosos, y capaz de hacer de la fe un encuentro con el poder eclesiástico. Es un ejercicio para  aunar fe y economía en un intento de hermanamiento único y singular.

“El Taray” es una invitación a la cercanía, al vecindario, a esa necesidad de compartir la soledad; de estar “al serano” en las noches de cielo raso y de vivir en armonía como si de un pueblo  cualquiera se tratase. Al menos esa me parece que fue la intención de estos ingeniosos arquitectos que lo promovieron en los años sesenta, donde el cooperativismo fue un referente que debió de perdurar en el tiempo.

Ya sé que los tipos de arquitectura y sus modelos son tantos como individuos que los promueven y necesitan para su supervivencia.  Ya sé que han de ser funcionales y hasta crear oficio.

Ahora lo que necesitan estos viejos modelos arquitectónicos es otro tipo de arquitectura capaz de consolidarlos y mantenerlos en el tiempo como patrimonio de los hombres. Ya sé que la arquitectura se bifurca en muchas ramas. Yo sostengo esa más primitiva que nace de la mano de las clases populares y es capaz de integrase entre los nobles y clérigos de alzacuello duro y capa de arminio.

“El Taray” es uno de esos modelos singulares a preservar y poner en valor como referente de la ciudad de Segovia. Invito a que, si no lo está, sea incluido en los estudios de la IE, por su valor, como ya he dicho, referente para primar la cercanía y vecindad de la que hoy tan carentes y necesitamos estados ahogados por tanta soledad.

Tal vez mi sugerencia parezca un remiendo en la ciudad más noble, en las entrañas del poder. Pero ese también es su valor. Es como una conquista del pueblo por amalgamar gentes sencillas y obreras con los pudientes de la ciudad.

Ahora que se celebran jornadas arquitectónicas en la ciudad, sería interesante no olvidar este referente y paradigmático modelo arquitectónico que enriquece la ciudad.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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