El destino de la Tercera División volvió a dar la espalda al Turégano después de caer en la vuelta de las semifinales del playoff frente a un Atlético Mansillés que, pese a partir con la desventaja de un gol en la ida, obró la remontada en un duelo que, desde la eficacia y el corazón de su público, se llevó el gato al agua para dejar de vacío a un equipo segoviano que, un año más, nadó para morir en la orilla. Porque cinco minutos iniciales fueron suficientes para que los locales, arropados por su gente, golpeasen primero gracias a un lanzamiento directo de Javier ante el que Álvaro entre poco y nada pudo hacer. Un mazazo imprevisto para el conjunto segoviano que, sin tiempo siquiera de asentarse en La Caldera, veía como los locales devolvían las tablas a la eliminatoria y, más por imposición que por necesidad, obligó al Turégano a reaccionar. Y vaya si lo hizo.
De la mano de Carlos García en la medular y un Nacho y Luis del Barrio insistentes por los costados, el cuadro rojillo se desperezó, se despojó de las dudas y comenzó a ser ese equipo reconocible, dominante y ofensivo. Tanto que, Morata primero y acto seguido Marcos, cerca estuvieron de poner el empate, pero sus lanzamientos desde larga distancia encontraron el mismo destinatario: las manos de Mario.
Para entonces, el cuadro de Guille Duque ya era dueño y señor del partido ante un Mansillés que echó el freno de mano gracias al botín del gol y se encomendó al cerrojo de su zaga y las intervenciones de su guardameta para guardar el resultado. Pero su planteamiento lo tumbó de un plumazo un Turégano que no quitó el pie del acelerador, siguió picando piedra ante el muro leonés y, finalmente, acabó encontrando el premio a la insistencia.
Al filo del descanso, tras un saque de esquina botado por Carlos y que peinó Morata en primera instancia encontró a Chechu libre de marca en el segundo palo para mandarla a guardar y volver a poner por delante al conjunto segoviano en la eliminatoria. Ya tras el paso por vestuarios, el Mansillés, más por empuje que fútbol, se lanzó a por el gol de la igualada frente a un Turégano que no se achantó y que, de hecho, pudo sentenciar a los locales, pero los dejo con vida y acabó con el final más amargo posible.
Porque tras minutos y minutos de fútbol directo por parte del cuadro amarillo que se encontró una y otra vez con una defensa férrea del conjunto segoviano, Javier Rodríguez, a falta de algo más de diez minutos para el final, volvió a llevar la eliminatoria a la igualada. Un jarro de agua fría para el Turégano que, sin apenas tiempo de levantarse, recibió un nuevo golpe. Éste ya sí el definitivo, el más doloroso. Apenas tres minutos después del tanto del empate, Alejandro Bedia se vistió de héroe para los locales y, con su diana, puso el 3-1 y condujo al Mansillés a la final del playoff poniendo así fin al sueño tureganense de alcanzar por tercera temporada consecutiva la ansiada cita y objetivo. El sueño deberá esperar.
