El Segosala Naturpellet no es, hasta la fecha, el equipo demoledor de la pasada campaña que acumulaba victorias más o menos holgadas. En esta campaña 24/25 el equipo es menos brillante en la faceta ofensiva que el de la pasada temporada, entre otras cosas porque la plantilla no es la misma, pero sí mantiene intacto el espíritu de trabajo en la pista y de sacrificio cuando las cosas marchan mal, que siempre es la base para conseguir darle la vuelta a situaciones comprometidas.
Una de esas situaciones se produjo en el encuentro que el equipo rojinegro disputó en Cantabria frente al Muslera, un rival que no sabe lo que es puntuar ante el Segosala, pero que estuvo muy cerca de hacerlo en el pabellón Guillermo Cortés, donde haciendo muy bien las cosas en el primer tiempo llegó al descanso con un 2-0 que reflejaba que el equipo santanderino había sabido aprovechar sus oportunidades ante un Segosala que no encontraba la manera de superar el entramado defensivo que había situado su oponente.
Y tras el descanso, pese a que el Segosala puso en la pista el ritmo de juego más alto posible, no daba la impresión de que el equipo de Agustín Pérez, con no pocas ausencias para afrontar este choque, fuera capaz de remontar el marcador. Pero a diez minutos para el final, una falta en el centro de la pista le dio la oportunidad a Sandra de sorprender a una adelantada portera local. El lanzamiento de la segoviana se estrelló en el larguero, rebotó en la espalda de la guardameta y acabó convirtiéndose en el 2-1 que dio alas a un conjunto visitante que poco después empataba el encuentro, y que a cinco minutos para el final ya le había dado la vuelta con el tanto de Alba. Del resto se encargó la defensa, y el trabajo de Sonia bajo los palos.
