El programa Bienestar Animal Europeo, que llevan a cabo la interprofesional española del vacuno de carne, PROVACUNO y la de ovino y caprino, INTEROVIC, junto a entidades del sector ganadero húngaras, con la cofinanciación de la Unión Europea ha sondeado a varios expertos para conocer cómo puede afectar un verano extremo al bienestar del ganado y el trabajo, las medidas y herramientas que llevan a cabo para garantizarlo.
“Es importante el trabajo que se hace en las granjas, porque resulta imprescindible mantener el bienestar de los animales en un entorno en el que el cambio climático hace prever temperaturas más elevadas”, asegura Juanjo Ramos, investigador del Instituto Agroalimentario de Aragón y catedrático de la Universidad de Zaragoza, que teme que el calor y la falta de lluvias provoque la disminución de los pastos, algo que “el ganadero puede compensar mediante piensos y forrajes, lo que incrementa de forma notable los gatos de producción”, señala.
En cuanto al agua, indica que “es imprescindible para la vida y para nuestros animales” y la sequía, además de reducir los manantiales, afecta a la calidad de las aguas y, por tanto, a las producciones y al bienestar animal, según Mayor.
La respuesta está en recoger y conservar el agua, para lo cual las granjas disponen ya de materiales y tecnologías mucho más eficientes. Además, algunas de estas infraestructuras, bien diseñadas, contribuyen de manera muy positiva a conservar la biodiversidad”.
De similar opinión es Mª Jesús Alcalde, catedrática de Producción Animal de la Universidad de Sevilla y vicepresidenta de la Sociedad Española de Ovinotecnia y Caprinotecnia, quien asegura que “hay que evitar, en la medida de lo posible, que los animales sufran estrés térmico”. Para ello, apunta a un acceso ad libitum al agua fresca y de buena calidad, porque cuando la temperatura es elevada aumenta su ingesta para mantener el balance hídrico.
Entre las medidas que adoptan las ganaderías, Alcalde pone en valor “proveer de sombras, bien naturales o artificiales” al ganado y evitar manejar arreos, vacunaciones y transporte durante las horas de mayor calor del día.
Sobre el terreno, el veterinario y ganadero de ovino soriano Jesús Valtueña apunta al consumo por el ganado del cereal que debido al calor no se desarrolla y al rastrojo en primavera, así como mover a las ovejas a zonas con agua, que son las menos en verano, lo que condiciona el acarreo diario.
Los tres expertos coinciden con los responsables del programa europeo en que el bienestar animal se garantiza gracias al esfuerzo del ganadero y al uso de indicadores en las granjas para monotorizar y tener controlados los diferentes factores: temperatura, humedad, alimentación…
