El retablo barroco de la ermita del Cristo Bendito de Santa Juliana de Navalmanzano ha sido restaurado por la Junta de Castilla y León con una inversión de 13.195 euros, cofinanciados con fondos europeos FEDER. El delegado territorial, José Mazarías, acompañado de la jefa del Servicio de Cultural, Ruth Llorente, visitó ayer el templo para conocer el resultado de la actuación, acometida por la restauradora Virginia Muñoz.
El retablo fue realizado hacia 1683 por Francisco Leal Cid y Manuel Martínez de Canencia para la iglesia parroquial de Navalmanzano, desde donde fue trasladado 80 años después a su actual ubicación en la ermita de Santa Juliana. Al adaptar la pieza a su nuevo emplazamiento, adosado a la pared oriental de la ermita, sufrió algunas mutilaciones y modificaciones en su estructura. Con dos pisos y tres calles, el retablo tienes tres imágenes principales: a la izquierda, una talla románica de la Virgen con el Niño; a la derecha, Santa Juliana; y en el hueco central, la imagen del Santo Cristo de Santa Juliana, obra del siglo XVI. Las figuras de los Santos Niño y Pastor presiden el conjunto desde lo más alto de la calle central, sobre la hornacina principal.
Entre los problemas que presentaba la obra, destacan el desajuste en la estructura de la mazonería, con desplomes y aberturas entre piezas; y la presencia de faltas de soporte por roturas o despegados entre algunos elementos. Todo el retablo se encontraba muy sucio y oscurecido, con levantamientos de policromía, desgastes y lagunas, aunque no en un grado muy alto de deterioro. Además, se habían repintado con purpurina los angelitos que rodean la talla del Santo Cristo. Los trabajos de restauración se han enfocado fundamentalmente a la consolidación estructural de la madera del retablo, el ajuste de las piezas desencajadas y la ejecución de carpintería de refuerzo de la estructura.
La actuación comenzó con la retirada de las esculturas para, a continuación, proceder a la limpieza de todos los elementos –por la cantidad de suciedad acumulada y el oscurecimiento de los barnices–, la eliminación del polvo y la desinsección preventiva. En cuanto a las policromías, se han limpiado y asentado y se han eliminado los repintes de purpurina.
Una vez reforzada y consolidada la estructura de madera, se montaron de nuevo las tallas en sus calles y finalmente se aplicaron varias capas de barniz para proteger toda la obra y al mismo tiempo realzar las policromías originales y aportar luminosidad al conjunto.
Entre los elementos del retablo, hay que destacar que la tabla trasera situada tras el Cristo, en la calle central, era una pintura de una puesta de sol sobre la ermita de Santa Juliana, donada en 1996 por el artista Amadeo Olmos. Esta obra cubría otra pintura muy deteriorada del siglo XVIII que representaba Jerusalén Celeste.
En la actuación llevada a cabo, se ha retirado la tabla de 1996 y se ha colocado en otro paramento de la ermita, para realizar el estudio de la trasera de la hornacina del Cristo que se ha tratado para su recuperación.
