Serenados los ánimos y en consecuencia las reacciones impulsivas ante el hecho de que el Gobierno haya decidido remover en sus puestos en la UCO al General de Brigada Rafael Yuste y en el mismo camino al Teniente Coronel Adolfo Balas ( que venían contando con la solidaridad y aprecio a sus méritos por el resto de la Institución) y venían siendo, a la sazón, los principales responsables de las investigaciones que lleva a cabo la Guardia Civil de la UCO en torno cómo se sabe a varias vías de corrupción de conductas delictivas extraviadas, cómo se focalizan (además de otras que están en vías de investigación para la Justicia) en el hermano David y en la propia esposa del presidente Sánchez, Begoña Gómez, por varias imputaciones. Sin olvidar los procesos contra Abalos, Koldo García (ya en prisión), lo de la fontanera Leyre Diez y el ínclito Santos Cerdán, `principal muñidor de la trama investigada, que ya han probado la frialdad de las celdas de Alcalá-Meco.
Pues bien, ese extraordinario paisaje de investigación de la UCO y el excelente servicio de los hombres que lo integran, liderados por Yuste y Balas (sin cuyo esfuerzo y altura de miras hubiera sido poco menos que imposible revelar y airear las golferías que todos poco a poco vamos conociendo con la filtración de algunos de esos informes (constatados, bien elaborados y fundamentados y rigurosos en su tratamiento) deduciendo en consecuencia la buena labor de los profesionales que han aplicado la necesaria transparencia y lealtad del oficio para conocimiento de la sociedad, más conducida, en cambio, hacia una ignominiosa opacidad y al tiempo como apoyo a los jueces para la aplicación de las medidas penales que se correspondan con los hechos alumbrados. En este caso se ha “premiado”, digo, apartándoles del cargo (con lo que se descabeza la UCO en cierto modo) “aliviándoles” de su “carga investigadora” , evidentemente a mitad del camino capaz de reconducir conductas punitivas mediante la aplicación de medidas ejemplares para quienes pudieran estar tentados de andar por caminos procelosos.
Pero lo que más ha llamado la atención es que semejante descabezamiento de las investigaciones de la UCO se haya querido encubrir con el regalo envenenado del ascenso de los cabezas visibles de las adelantadas investigaciones y como “un reconocimiento a sus méritos profesionales y vocación de servicio público con años en el terremoto mediático” y de tensiones políticas, añado yo. Y en círculos próximos a la UCO (esclarecedora de semejantes casos de corrupción) se reflexiona si ese ascenso –que legalmente correspondería a los interesados, desde luego, supone otra cosa bien distinta a un premio por fidelidad y años de servicio o si se trata -como parece- de un alejamiento de los procedimientos reveladores y esclarecimientos muy avanzados de aquellas conductas delictivas que venían aflorando. Como ese ascenso se preveía que podrá tener lugar en Junio de 2026 parecería más normal que su trámite hubiera podido dilatarse hasta entonces –sin esta precipitación- y haber permitido con ello llegar al final de un camino que, si bien escabroso, quedan aún algunos pasos que dar. Semejante decisión se supone que vendrá a significar una nueva designación de la cúpula y una nueva “orientación” de los nuevos responsables de la UCO y una nueva perspectiva de las investigaciones interrumpidas.
Otra cosa será sin duda la remoción de la Fiscalía y el cambio de competencias en la incoación por los fiscales en lugar de los jueces como hasta ahora.
Pero lo de Yuste y Balas –cerebros competentes de la UCO- parece que suelta un tufo más de cualquier añagaza que de ascensos meritorios –a los que tienen derecho- siendo así que a partir de ahora es muy posible que baje la niebla y que empañe la cristalera con que se trabajaba en unas investigaciones muy avanzadas pero que por lo que se ve y se deduce no todos estaban de acuerdo en dejar entrar el sol cada mañana.
