Organizado por la Biblioteca Pública de la Fundación Caja Cega / Cajaviva de Fuentepelayo y con la colaboración previa del Club de Lectura ‘Pasa la hoja’ de la propia biblioteca, tuvo lugar en esta villa la presentación del libro ‘Los humores de la tierra’ del profesor emérito Ángel Gómez, natural de Vegafría y residente en Cuéllar, que ha escrito un libro que en su segunda edición cuenta con el apoyo de la editorial segoviana ‘Isla del náufrago’.
La veintena de componentes del club ya habían estado analizando individual y grupalmente dicho libro con su lectura. Se comenzó haciendo un análisis pormenorizado de los personajes contemplados en el libro. Todos son imaginarios, pero podrían ser reales hasta el punto de ser susceptibles de poder identificarse los lectores con algunos de ellos. Unas se quedaron con el maltratador Ramón; otros con la Patro como doliente sufridora; Eva y su rebeldía; el espíritu maternal de Micaela; la capacidad de superación de Gabriel.
Una novela dura
El autor del libro señaló que “yo quiero a todos los personajes; pero a mí me parece que el más complejo es Ramón”. Tanto el escritor como los miembros de ‘Pasa la hoja’ coincidieron en señalar la dureza de la novela. El desarrollo de la obra bien podría ubicarse en cualquier pueblecito de la provincia de Segovia, incluso en Vegafría.
Posteriormente la actividad se centró en el análisis de las situaciones. Se percibe un lenguaje muy directo que recoge la idiosincrasia castellana de la posguerra. El autor entremezcla en la novela situaciones imaginadas con otras reales de su niñez. Según palabras de Ángel Gómez, “mi patria es mi infancia. La novela es un compromiso conmigo mismo”
Los asistentes al acto de presentación en Fuentepelayo quedaron gratamente sorprendidos del lenguaje utilizado, que valoraron como perfecto en su concepción sintáctica y lleno de belleza estética, que incluso es capaz de cautivar.
‘Los humores de la tierra’ es una novela capaz de provocar y suscitar diferentes valoraciones sobre una misma situación. La opinión del autor al respecto es clara al afirmar que “la novela es del lector y no del escritor”.
Ángel Gómez invitó a los asistentes al acto a ser reflexivos ante las apariencias. Según sus propias palabras: “Hay que leer todas las obras con sentido crítico. Nunca hay que escribir nada que no tenga significado”.
