En 1729 Jonathan Swift escribió su archiconocida propuesta de cómo acabar de una vez por todas con el hambre entre los campesinos de Irlanda. Y propugnaba que, dada la abundancia de niños, las propias familias se los comieran empezando por las carnes más tiernas.
Casi 300 años después, la Ministra Progresista de Transportes y su aliado el diputado Aceves, en plan bruja piruja, se confabulan para, nada por aquí, nada por allá, llevar a cabo el recorte y demolición del actual sistema de traslados en autobús perjudicando a miles de familias y niños segovianos.
Robert Mitchum (La Noche del cazador), otro predicador de antaño, ni mejor ni peor que la ministra y el vampiro, advertía antes de deshacerse de algún cadáver: “Volveré al anochecer. Yaveh guía mi mano” y dejaba los lugares vaciados, provocando la desolación y el silencio.
No es descartable que la agenda oculta de Fray Gerundio de Campazas, alias Aceves, pase por la sutileza de suprimir a los niños por vía indirecta, a través de una desaparición cansina pero dulce. Y de ese modo evitar que sean despedazados por los lobos, nueva especie con la que el ciudadano Aceves y demás familia pretenden repoblar la Segovia del futuro.
Quintanilla