El sector porcino de capa blanca es un potente motor de generación de empleo y de mantenimiento de empleo estable, tal como han destacado desde el sector. Además, sus empresas son agentes dinamizadores de las zonas en las que están presentes ya que también impulsan la creación de empleo indirecto e inducido.
En un comunicado difundido por la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc) muestran que el sector mantiene sus altas cifras y proporciona trabajo a más de 420.000 personas: ganaderos, veterinarios, transportistas, trabajadores de la industria y la distribución.
De esa cifra, casi 155.000 corresponden a empleos directos; más de 172.000 a empleos indirectos; cerca de 96.000 a empleos inducidos. Además, un 39% de los municipios rurales cuenta con una o varias granjas de porcino.
El empleo directo sector porcino, que supone casi el 12% de todo el empleo que genera la agroalimentación en España, se reparte entre el sector primario (52%); cooperativas y empresas integradoras (4%); e industrias cárnicas (44%). El elevado grado de implantación que tiene el sector porcino de capa blanca en el medio rural, tanto en su actividad ganadera, como en la industrial y la comercializadora, le convierte en un gran activo para fijar población en estas zonas por su capacidad para generar empleos fijos.
En concreto, en los municipios de menos de 5.000 habitantes es el 35% del empleo de la industria del porcino. Cifras que se logra gracias a la presencia en esas zonas del 43% de las granjas de porcino españolas, así como del 45% de sus industrias, añaden desde el sector.
El director de Interporc, Alberto Herranz, destaca “la importancia del empleo que genera el sector en las zonas rurales de toda España. Muchos pequeños municipios de la denominada ‘España vaciada’ se mantienen gracias a los puestos de trabajo que genera el porcino, que se convierte de este modo en un foco de riqueza y de vertebración del territorio”.
En consecuencia, -añaden- el sector porcino está en condiciones de brindar un apoyo real, efectivo y práctico en la aplicación de las diferentes estrategias diseñadas para evolucionar hacia un nuevo ‘Modelo de Sistema Alimentario’ basado en un medio rural potente, sostenible, generador de empleo y eficaz en la lucha contra el despoblamiento.
