Hay diversas formas de derribar un muro, pero normalmente suelen usarse dos. Puedes hacerlo por la fuerza bruta, tirándolo a cabezazos, o puedes tirar de inteligencia, buscando las rendijas que normalmente suelen coincidir con las partes más débiles de la pared en cuestión, y trabajar sobre ellas hasta que la grieta se hace más y más grande y el muro acaba cayendo. La Segoviana usó los dos planes en su partido frente al muro del Coruxo, que fue bastante más que una simple pared porque durante buena parte del partido dio la sensación de que en cualquier momento podía dar un buen susto en el campo de La Albuera, pero que finalmente no pudo sujetar el empate sin goles.

El aficionado azulgrana se marchó del campo con la satisfacción de haber ganado los tres puntos, y el ‘gustito’ de una última media hora en la que el equipo dejó de intentar derribar el muro a base de cabezazos (entiéndase juego directo y de calidad media tirando a baja en el juego) y con la segunda unidad en el campo fue igual de ambiciosa, pero más inteligente buscando un poco más de elaboración con Fer Llorente, y velocidad con Juanma e Ivo más un Rodrigo Ibañes que demostró cómo se pueden aprovechar un puñado de minutos para ser decisivo en un encuentro.
Plano plano
El Coruxo llegó al municipal segoviano con la sana intención de hacer valer su plan de partido, que no era otro que impedir que la Segoviana hiciera bueno el suyo. Así que, con el equipo defendiendo en su propio campo, con dos líneas muy bien conjuntadas cerrando los espacios y ganando las segunda jugadas, más Hugo Losada y Sola para lo que se pudiera ‘pescar’ arriba, el cuadro vigués controló perfectamente al equipo de casa que tardó muy poco en añorar a Josep Jaume en el eje de la defensa, con Morata muy impreciso en el primer tiempo (mejoró mucho tras el descanso) y Diego Campo en la xona ancha del terreno porque René y Manu no terminaban de hacerse con el control del juego.
Pese a no jugar una buena primera parte, Castro y Tenas dispusieron de sendos mano a mano con el portero que no pudieron aprovechar
Superado el primer cuarto de hora de partido, la Segoviana sólo presentaba dos buenas noticias, que poco a poco se fueron quedando en una. Silva cuajó un extraordinario partido en la posición de central arreglando todos los desaguisados que cometían sus compañeros, y no fueron pocos, mientras que Ayán encontraba los espacios en la banda derecha del ataque gimnástico… hasta que erró un par de acciones razonablemente sencillas por no soltar antes el balón y fue perdiendo confianza con el paso de los minutos.
Hubo que esperar casi media hora para ver el primer latido de un partido que hasta entonces era de electrocardiograma plano. Tenas envió una falta lejana a los guantes de un Ruiz Díaz que se lució para la foto, y poco más tarde el Coruxo montó un ataque con un envío al área pequeña al que Sola no llegó por poco. En la rápida contra, Álex Castro dejó a Tenas más solo que la una ante el portero visitante, pero en el mano a mano ganó el guardameta.
Dos ocasiones, dos paradas
Ese latido de tres minutos fue el único que vivió el encuentro en todo el primer período. La Segoviana, sin ideas a la hora de llevar el balón a su dupla de ataque, dispuso de otra ocasión tras un envío en profundidad a Castro que volvió a sacar el portero, pero no dio la sensación de poder superar a un Coruxo que poco a poco también dejó de llegar al área de Carmona.

El segundo tiempo se dibujó con un trazo muy similar al primero, con el equipo local intentando percutir siempre por la derecha, pero sin precisión en los envíos, y un cuadro visitante afilando el colmillo a la espera de hincarle el diente a cualquier error local. Y no fueron uno, sino dos los fallos consecutivos de una Segoviana que sufría más por el lado de Rubén que por el de Íker Pérez. Afortunadamente para Carmona, los remates de los jugadores vigueses fueron, o bien al centro de la portería, o bien fuera.
Cambio de plan
Así que en el minuto 60 de partido Iñaki Bea entendió que lo de los cabezazos contra la pared no funcionaban, y apostó por el plan B, con Fer Llorente poniendo la calidad y Juanma e Ivo la velocidad y las ganas. Tantas que apenas sumando un minuto en el campo un robo de balón cerca del ára visitante acabó con una asistencia de Juanma a Castro para que éste marcara el 1-0 casi a puerta vacía… pero ese ‘casi’ era un defensor del Coruxo que en dos ocasiones sacó desde la línea.
Los cambios le dieron más opciones para el centro del campo y revitalizaron al equipo que pudo subir el ritmo y desarbolar a la defensa del Coruxo
Pero el partido había cambiado, y ya latía al ritmo que marcaban los de casa. Fer Llorente buscó las grietas en la pared del Coruxo, y las acabó encontrando en la banda izquierda por la que casi no había atacado el equipo en todo el partido. Así, a poco más de quinece minutos para el final Juanma le volvió a hacer un lío al lateral visitante y envió al corazón del área, donde Castro cedió a René casi desde el suelo para que este derribara el muro de un zurdazo.
De manera lógica el Coruxo tuvo que cambiar su plan, y se echó arriba poniendo a prueba un sistema defensivo azulgrana que se sujetó (con no pocos problemas), hasta que la entrada de de Rodrigo Ibañes fue definitiva, porque el joven jugador peleó como un poseso por un balón al que llegaba en ventaja un rival hasta que se hizo con él y, dentro del área, forzó un penalti que le dio a Fer Llorente la oportunidad de cerrar el partido, dándole los tres puntos a la Segoviana tras un encuentro en el que, como sucede en tantas ocasiones con este nuevo fútbol de cinco cambios, los futbolistas que entraron desde el banquillo fueron decisivos.
