Recién cumplidos los 66 años, monseñor César Franco tomaba posesión el 21 de diciembre de 2014 de la sede episcopal de Segovia como obispo de la diócesis. Nueve años después, el prelado segoviano afronta su jubilación y el próximo año deberá presentar su renuncia ante el Papa, al cumplir los 75 años de edad, tal y como estipula el Derecho Canónico.
Con naturalidad y sencillez, el obispo anunció ayer esta decisión en el encuentro navideño con los medios de comunicación locales, en el que realizó un balance de las actividades realizadas por la iglesia diocesana en 2022, y avanzó algunos de los proyectos de futuro de cara al próximo año.
El obispo señaló que la norma del Derecho Canónico obliga a los obispos a formalizar su renuncia al cumplir la edad reglamentada, y en este sentido señaló que es el Papa, tras realizar las consultas oportunas con el nuncio apostólico en España y otros estamentos, quien tiene la potestad para designar su relevo o pedir que continúe desarrollando la máxima responsabilidad diocesana.
Así, señaló que “tenga o no tenga cargo, yo seguiré trabajando al servicio de la Iglesia, porque a lo que uno nunca renuncia es a ser cura y ser obispo”. Además, recordó que hay sacerdotes diocesanos que siguen trabajando con la edad de jubilación ampliamente superada y que “lo están haciendo muy bien”. “Yo estoy completamente disponible a lo que el papa pueda pedir o decidir”, aseguró el obispo, que recordó que en la visita ‘ad limina’ en la que participó junto a los prelados de la provincia eclesiástica de Valladolid, recordó a Franciso la proximidad de su fecha de jubilación, a lo que el Santo Padre respondió: “ya veremos, ya veremos”.
Sobre la situación de Segovia, Franco ha asegurado que se trata de una Diócesis «pobre» y con «bienes escasos» en comparación con otras del país y ha parafraseado al ex arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, quien decía: «Tenemos que saber administrar nuestra pobreza».
«Administrar la pobreza supone mucha esperanza, paciencia y confianza en la divina providencia», ha completado el obispo, que recordó que este año se han creado dos comisiones diocesanas para analizar la sostenibilidad económica de la Iglesia en la provincia asi como la reordenación de la estructura diocesana para optimizar el capital económico y humano que gestiona la diócesis.
En este sentido, puso el acento en la necesaria concienciación de los católicos de la provincia a la hora de poder ayudar a la diócesis, y señaló que en ocasiones “a la gente le cuesta entender cómo puede ayudar a su sostenimiento”. “La pandemia ha abierto un nuevo escenario a la hora de conseguir recursos, donde las nuevas tecnologías han demostrado ser muy eficaces, y sólo cabe tener esperanza, paciencia y confianza en la divina providencia”, señaló.
Por otra parte, destacó como una buena noticia que trae «esperanza» a la Diócesis la ordenación este próximo año como diácono de un joven segoviano, Alberto Janusz, que este año recibió los ministerios de lector y acólito, tras la reciente ordenación de un sacerdote segoviano en 2020; y expresó su confianza de que pueda ser la puerta a nuevas vocaciones porque “gota a gota, se hace gotera”.
