La fecha señalada para los devotos y cofrades del Niño de la Bola de Cuéllar ha llegado y, un año más, el coronavirus ha impedido que las celebraciones sean como las que marca la tradición ancestral en torno a la imagen. Como ya dio a conocer la cofradía, la decisión de no sacar al Niño en procesión ha sido dura pero ha primado la responsabilidad. Se tomó a principios de mes pero la evolución de contagios constata que la decisión fue la más acertada.
Sin embargo, toda la idiosincrasia que genera la imagen sí se ha mantenido en la medida de lo posible. Como cada 31 de diciembre, comisarias y hermanos cofrades asistieron al templo de San Miguel a preparar la imagen del Niño de la Bola. La capilla en la que permanece el resto del año deja paso a un lugar privilegiado al lado del altar mayor, donde el Niño lucirá desde este sábado, 1 de enero, hasta el día 6. Desvestir y vestir la imagen es un rito que con mimo realizan comisarias como Azucena Fraile, artesana creadora del traje que ahora porta el Niño. El traje lo estrenó en 2018 tras la donación de su creadora a la cofradía, una pieza de incalculable valor, realizada en tisú de plata, con bordados y puntilla de oro, con una enagua de bolillos y con un lazo para portar exvotos. Tras colocar la corona y todos los detalles, la imagen fue portada por los cofrades, entre los que se encontraba el mayordomo Juan Pablo de Benito, hasta el pedestal sobre el que se ubica. Curiosos visitantes asistieron a este evento que cada último día del año protagoniza la mañana y que, a pesar de la pandemia, se ha seguido realizando. También estuvo presente el párroco Fernando Mateo, prestando ayuda a los cofrades y asistiendo a esta costumbre.
La misa tuvo lugar ayer en el templo de San Miguel, como así lo hará el próximo 6 de enero, día de Reyes, cuando tampoco habrá procesión. Las eucaristías sí contaron este año con la presencia de músicos para cantar los tradicionales villancicos. No se ha celebrado el refresco al que el mayordomo convida a vecinos, parroquia y hermanos, también por segundo año consecutivo. Como comentó el párroco, “esperamos que la divinidad del Niño permita que en 2023 podamos celebrar su procesión”. Así lo esperan todos los vecinos, que ya ponen sus esperanzas en el año que comienza.
