“El monasterio de San Antonio el Real es un tesoro”, con estas palabras define Juan Ayres, presidente de la Asociación Camino del Asombro y uno de los responsables de la recuperación del cenobio segoviano, el impresionante complejo monacal que se levanta a pocos metros del nacimiento del Acueducto, en pleno barrio de Santa Eulalia.
Después de permanecer tres años deshabitado y de contar con más de 500 años de historia, San Antonio el Real abrirá al público gracias al proyecto puesto en pie por esta asociación sin ánimo de lucro que se gestó hace casi dos años, allá por enero de 2023. La premisa: recuperar los monasterios. No solo a nivel arquitectónico y patrimonial sino a nivel vital “rescatar la idea de los monasterios y su vida” en palabras del propio Juan. Una vez sentadas las bases comenzaron a buscar monasterios en los que poder intervenir, así llegaron hasta San Antonio el Real, un “proyecto piloto” al que dio luz verde la Federación Castellana de Clarisas, propietaria del monasterio, que no dudó en ceder el uso del espacio para a la Asociación Camino del Asombro. Además, Juan y su equipo, ya han trasladado su idea a La Real Academia de San Quirce, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Segovia, que “están encantados con la idea”.

El complejo monacal cuenta con más de 37.000 metros cuadrados (casi 4 hectáreas) de los cuales 12.000 están edificados. La labor a realizar es ambiciosa por lo que al ser preguntado por plazos Juan insiste en que “lo importante es que empiece a rodar el proyecto para recuperar cuanto antes el monasterio. Lo importante no es cuándo abrir sino cuándo se empieza a parar el deterioro”. De momento las acciones han comenzado por la reparación de algunas goteras y el desbroce del jardín en el que ha colaborado ProMonumenta, Asociación de amigos del patrimonio cultural de León. “A través de ellos hemos recuperado la figura medieval de las hacenderas” señala Juan, lo que demuestra el compromiso de El Camino del Asombro con la divulgación de la forma de vida practicada en estas abadías.
Un proyecto de tal envergadura requiere un fondo económico grande que en este caso combinará la inyección de capital por parte de administraciones públicas y también de inversionistas privados. Aunque hasta el momento el arranque de las actuaciones, a nivel económico, lo está asumiendo la junta directiva de la Asociación, confían en la llegada de mecenas “la manera de captarlos será enseñarles el lugar. Si lo ves te enamoras, esa es nuestra confianza” añade Juan.


Camino del Asombro
El nombre de la Asociación se debe a la senda segoviana del asombro, y algo de asombroso, tiene esta idea de recuperar la vida contemplativa practicada durante siglos en los monasterios. El objetivo principal, la recuperación del edificio y de la vida intramuros, es lo que vertebra la misión de la Asociación desde que hace dos años decidiesen crearla. Nacieron de manera germinal y en la actualidad son ya 14 personas multidisciplinares las que la conforman, compartiendo propósito y valores en cuanto a la revitalización de abadías por toda España.
La Asociación inicia su actividad vinculada, durante el primer año, a la Federación Castellana de Clarisas, con el claro objetivo de dar valor a la vida contemplativa y el patrimonio histórico de los monasterios a través de su recuperación. Por ello una vez puesta negro sobre blanco la premisa, el siguiente paso era buscar los protagonistas, los monasterios. Así fue cómo llegaron hasta ese “tesoro” escondido en pleno barrio de Santa Eulalia en Segovia. Un cenobio libre de “comunidad contemplativa”, desde hace tres años, al que dar una segunda vida.
La recuperación de estos complejos pasa por proyectarlos como centros de dinamización territoriales, aprovechando los 4 pilares fundamentales en los que se sustentan. El primero de ellos es el referido a la creación de un espacio museístico y cultural participativo y abierto al descubrimiento e intercambio de conocimiento, experiencias y buenas prácticas, ofreciendo una ventana al mundo monástico. El segundo de estos pilares, pasa por la recuperación de los espacios naturales, y cultivar el bienestar a través de la recuperación productiva de los huertos y jardines como fuente de las actividades primigenias vinculadas a la botánica y la agricultura.
Otro de los puntos clave que quieren abordar desde Camino del Asombro, es la recuperación del concepto de hospitalidad monástica a través del alojamiento en espacios de silencio, para disfrutar de un ambiente en calma que permita la reflexión, la oración y el autoconocimiento; y poder lograr con ello la creación de sinergias entre la vida religiosa y la civil a través de un turismo consciente y respetuoso. Por último, pero no menos importante, destacan la necesidad de recuperar una zona de clausura para las congregaciones, adecuadas a las nuevas necesidades, que permita recobrar la vida monacal contemplativa dentro de los muros del monasterio.
A la pregunta de por qué la rehabilitación de monasterios, Juan insiste en la importancia de estos como referentes de la vida contemplativa y en la necesidad de “recuperar el valor que en el Medievo se le daba a los monasterios”, “en la Edad Media el Silicon Valley eran los monasterios. El conocimiento residía en ellos” subraya. La idea es recuperar también la artesanía de la época, los oficios, y esto pasa por poner en funcionamiento de nuevo el huerto existente en la mayoría de estos las abadías.
En el mundo existen 2.100 monasterios católicos, siendo España potencia mundial con 900 en todo su territorio; de ellos la mitad, 450 se encuentran en Castilla y León, muchos de ellos en desuso y descuidados. La proporción de abandonos en la última década es de 15 por año, datos que pretende remediar la Asociación Camino del Asombro y cuyo proyecto principal pasa por recuperar San Antonio el Real porque “es historia congelada, una cápsula del tiempo mantenido en pie durante siglos”.
Para cumplir dichos objetivos ‘Camino del Asombro’ contará con financiación público-privada, “que irá desde las subvenciones gubernamentales a las cuotas de membresía, pasando por donaciones privadas, mecenazgo filantrópico, eventos con recaudación de fondos, patrocinios de empresas, etc.”

Enrique IV
La importancia del Monasterio de San Antonio el Real, viene precedida por la relevancia del Rey Enrique IV en la ciudad. “Enrique IV significa mucho para Segovia, casi más que Carlos III para Madrid”, apunta Juan. El complejo monástico tiene su origen en 1454 cuando el entonces príncipe de Castilla manda construir en la finca que le donó su padre, El Campillo’, una Casa de recreo que tan solo un año después, tras su entronización, donó a los franciscanos, convirtiéndose así en convento bajo la advocación de San Antonio.
Años más tarde, en 1488, ya bajo el reinado de su hermana Isabel la católica, el convento fue cedido a las Hermanas Clarisas y pasó a ser femenino debido a las reformas realizadas en las órdenes religiosas del momento. Desde entonces ha sido cuidado y conservado por las diferente monjas que lo han habitado hasta hace tres años, cuando quedó vacío por completo.
Tras las primeras acciones llevadas a cabo en el monasterio, le seguirán “intervenciones que con toda seguridad girarán en torno a la figura de Enrique IV” afirma Juan. Quizá se acometan obras para recuperar el pabellón de caza del rey, todavía oculto en el interior del recinto, o en su panteón, el que él mismo mando construir y al que finalmente no pudo dar uso.
La figura del monarca fue y es tan capital para el complejo y la ciudad, que para Juan sería un sueño poder hacer algo especial la noche 5 de enero, justo el día en que se conmemora el 600 aniversario del nacimiento del rey, ya que es “una afortunada casualidad que acompaña a nuestra llegada a San Antonio el Real y que para la ciudad de Segovia debe suponer un redescubrimiento de la figura de este monarca”.
