La Academia de Artillería en el Real Alcázar de Segovia por Carlos III el 16 de mayo de 1764, venía a cubrir la necesidad de un Centro de alto nivel de enseñanza de conocimientos teórico-prácticos para los futuros oficiales del Cuerpo de Artillería. La proximidad a sitios reales de El Escorial o La Granja, y la cercanía a la Villa y Corte de Madrid, propició que Carlos III crease, bajo la dirección del conde Félix de Gazzola nuestra Academia, pasando así a ser Segovia tan artillera como la Artillería a ser segoviana, por lo que la Academia artillera no necesita más apellido que la Academia de Segovia.
Recientemente las páginas de este Diario daban extensa reseña de la solemne clausura del curso 2023-2024 de nuestra Academia artillera, dando cumplida cuenta de los diversos actos, entre los que destacaban, como cada año, la concesión de diversos galardones a profesores y alumnos destacados, como el galardón “Comandante Huelin” al profesor más significado en valores morales, militares, técnicos y docentes, o el premio al compañerismo a un alumno alférez y a otro sargento, así como un sable que se entrega por el primer edil segoviano al alumno alférez número uno.
Todas estas recompensas se conceden, como es dado, por méritos personales de cada uno de los premiados.
Pero también el alcalde segoviano hace entrega colectiva a “todos” los alumnos, oficiales y suboficiales que terminan en nuestra Academia su período formativo, y parten para sus respectivos destinos, del preciado título de “Segovianos Honorarios”. Esta colectiva concesión se viene realizando desde 1952 a las promociones de alféreces, y desde 1989 para las de sargentos.
Siempre he defendido el dicho de que ser español es un honor, y ser segoviano un privilegio.
Es por ello lógico que tan alto privilegio haya que ganarlo por méritos personales, como el resto de recompensas al profesor destacado, al compañerismo, al de mejor calificación.
Entiendo que al conceder tan valioso reconocimiento a un colectivo, sin valorar merecimientos personales de cada alumno, pierde categoría el título, e interés para el premiado, que bien podría concederse a estos alumnos destacados por compañerismo, calificación, o algún hecho que significase amor y atención a la ciudad que les acoge y forma, con lo que el título de “Segoviano” de verdad significase relación de afectos y entrega personal.
Al conceder esta distinción al colectivo, además de perder el valor de lo personal, creo que se hace un injusta diferencia con otros colectivos universitarios que han elegido Segovia para realizar sus estudios en cualquiera de los centros aquí radicados.
Por si esta personal opinión y sugerencia de valorar y estimar más tan honrosa distinción, pudiera llevar al lector a negativa opinión mía por desafecto a la milicia, pidiendo disculpas por personalizar parte de mi escrito, debo manifestar mi afecto, respeto y vocación militar que me han llevado a, tal vez inmerecidas, recompensas como Cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco, Primer Premio Nacional de Periodismo Radiofónico “Día de las FF.AA”, varios premios “Ejercito”, y tener con orgullo mi despacho de Teniente de Infantería (de Complemento)…En mi colección de metopas, algún coronel jefe de Regimiento me la dedicaba “a Manuel Fernández “El prusiano”…
Precisamente porque estimo muy valiosos los conceptos de militar y de segoviano, opino que lo uno y lo otro ha de ganarse por méritos personales, aunque otra cosa es el centro, Academia de Artillería, que tan merecidamente ostenta los muy valiosos títulos de Medalla de la ciudad de Segovia y Medalla de la Provincia de Segovia, concedidas respectivamente por el consistorio y la diputación segovianos.
Mi más efusiva felicitación y admiración a todos los premiados con estos históricos merecimientos.
