Su familia siempre se ha dedicado a esto. Él lo vivió desde pequeño. Le gustaba. Pero no del todo. De ahí su deseo de introducir cambios. En cuanto pudo, lo hizo. Jorge Fernanz pasó la frontera de lo convencional. Y apostó por la agricultura ecológica. Está convencido de que su impacto en el entorno es “nulo”. De hecho, lo “mejora”: “aumenta” la fertilidad del suelo y la biodiversidad de los seres vivos que habitan en él. Esto repercute en la salud de los consumidores. No se utilizan compuestos químicos. Los productos son de “altísima calidad”. Es por ello por lo que hace años que se dedica a la educación ambiental y en agricultura ecológica.
Fernanz es biólogo. No hay un “gran” motivo que le llevara a estudiar esta carrera. Una vez que se licenció, sí que se adentró en la que de verdad era su pasión: la agricultura ecológica. Empezó a hacer cursos cuando apenas había formación en esta cuestión.
Durante diez años, el segoviano se dedicó a la producción de cereales y leguminosas para el consumo humano. Lo dejó hace cuatro años. El ejercer la profesión le ha servido para confirmar cuál es la clave de la agricultura ecológica: el cuidado del suelo. Para ello, ha de realizar “labores adecuadas” que protejan a los seres vivos del terreno. Con abonados naturales. Rotaciones de cultivo. Y el fomento de la biodiversidad animal.
A principios del 2000 comenzó a dar cursos sobre agricultura ecológica en la provincia. Fue uno de los primeros en impartir esta formación. Desde entonces, difunde un mensaje claro: la importancia de la educación ambiental.
Como “buen biólogo”, le preocupa el medio ambiente. Considera que su cuidado “debería ser la base de la economía”. Celebra que cada vez se tenga más en cuenta la opinión de los biólogos en el plano económico. Pero cree que Castilla y León aún debe avanzar “mucho” en su apuesta por la agricultura ecológica.
Desde 2013, imparte los talleres de horticultura ecológica que organiza el Ayuntamiento. Es esta su forma de impulsar un método de producción que va en línea con su lema de vida: el respeto al medio ambiente. Ahora más que nunca.
