La Gimnástica Segoviana continúa instalada en ese territorio tan extraño en el que conviven la euforia del liderato y la permanente sensación de que el equipo vive sobre un alambre muy fino, capaz de tensarse o romperse en función de pequeños detalles. La victoria el Langreo alimentó la ilusión de la grada, pero la forma de lograrla empujó al entrenador, Iñaki Bea, a un ejercicio de autocrítica feroz que volvió a verbalizar sin filtros al término del encuentro.
“Empezamos muy bien, pero no puede ser que estemos sufriendo 90 minutos”, resumió el técnico antes de desplegar una reflexión profunda sobre lo que considera el gran talón de Aquiles del equipo: las pérdidas en zonas prohibidas. “Lo llevo diciendo desde el primer día. El rival me da más miedo cuando estamos en área contraria que cuando estamos en la nuestra, porque las pérdidas nuestras generan peligro. Está pasando y lo tenemos que corregir de una vez”. El partido, para él, fue la confirmación de un problema que empieza a ser demasiado cíclico.
Bea quiso explicar el origen de ese mal. El 1-4-4-2 que propone potencia las transiciones y el ataque a los espacios, pero no es el más adecuado para brillar en fútbol posicional, y así lo reconoce cuando señala que . “somos el mejor equipo corriendo al espacio, por eso jugamos como jugamos. Pero cuando queremos tocar y no darle importancia a un pase de un metro, sufrimos”. Y no se quedó ahí. Recordó los goles encajados ante Valladolid Promesas o Rayo Cantabria, todos nacidos de errores propios. “Hoy (por el domingo), pérdidas otra vez, y el jugador te levanta la mano… pero una tuya, otra tuya, otra tuya, dos tuyas… son cinco. Eso hay que corregirlo”.
“Tenemos que competir mejor”
La victoria no suavizó su análisis. Aunque admitió que el gol llegó con algo de fortuna “pero otras veces la hemos merecido y no la hemos tenido”, Bea insistió en que al equipo le falta “tranquilidad, bajar las revoluciones, y tener cero ansiedad” en los momentos finales. “Tenemos que ir más al espacio, provocar córneres, ser competitivos, inteligentes. Mucho más cabroncetes”, expresó con franqueza.
Y si la autocrítica fue severa, su gratitud con la grada no se quedó atrás. Bea desveló lo que dijo a sus jugadores en el descanso: “Les dije que si este partido nos pilla en otro campo, nos hubieran pegado una pitada de cojones porque el Langreo nos metió miedo, nos quitó el balón, tiró dos veces al palo… y en lugar de escucharse runrún, se escucharon ánimos. Eso ayuda mucho”.
La ilusión en la ciudad
La Segoviana ha accedido al liderato de la liga, y al entrenador se le preguntó por el peso de estar arriba, por esa “bendita presión” que dice tener “porque estemos generando una ilusión en la ciudad”. Pero no se permite saborear el liderato porque la mente ya está en el Fabril, el próximo rival, “que es un equipo que juega muy bien. Soy demasiado intenso para pararme a pensar en si somos líderes. Estoy pensando en Coruña, en cómo mejorar, en cómo solucionar lo que nos está pasando en casa”.
En medio de todo, un mensaje constante, que es el de la fe en su vestuario “porque tenemos un grupo bestial. Los que salen desde el banquillo, salen con buena cara y ayudan a ganar. Son buenísimos trabajadores”.
La victoria deja a la Segoviana con otra portería a cero y metida en una dinámica más que positiva. Pero quien escuchara a Bea en la rueda de prensa posterior al encuentro podría pensar que el equipo gimnástico ha caído con estrépito. Pero es que el entrenador, en lugar de acomodarse en la euforia, se instala en la incomodidad como base para seguir construyendo. “Estamos generando una ilusión acojonante, sí, pero yo tengo que hacer autocrítica. Quiero ir un pasito más. El por qué nos pasa lo que nos pasa en algunos partidos es lo que nos va a ocupar la semana”.
«Ese portero tiene un futuro increíble»
Mientras la Segoviana celebraba eltriunfo, el técnico del Langreo, Pablo Acebal, se marchó de La Albuera con la frustración acumulada de un equipo que compite, genera ocasiones y se queda sin premio. “El mejor futbolista de la Segoviana ha sido su portero, que tiene un futuro increíble. Espero que aguante mucho aquí, aunque lo tiene complicado por el portero que es”, dijo.
El técnico insistió en mantener la fe. “No hay dos opciones: solo seguir. No podemos bajar los brazos”, y defendió la valentía de su equipo en la salida de balón pese al riesgo que suponía superar la presión alta de la Segoviana, “que no me sorprende que sean líderes. Es un equipo para pelear por el ascenso directo”, concluyó.
