El mundo ha presenciado el encuentro de Bergoglio y Al Sistani en la semana pasada. Los dos fortalecen en Iraq un camino para la reconciliación entre el cristianismo y las dos ramas del Islam. Se convierten así en signo e icono de reconciliación mundial.
Este viaje y estos encuentros del Papa pueden considerarse como “un paso adelante” en el diálogo interreligioso que promueve Francisco o como “una reunión que abre un camino” nuevo del que la cultura occidental intervencionista y egoísta ha sido incapaz.
La primera reunión del sábado, día 7 de marzo, complementa el acercamiento que Francisco tuvo hace dos años con la rama dominante el islam mundial, el sunismo, cuando -en febrero de 2019- firmó el denominado “Documento por la Fraternidad Mundial” con el imán Ahmed al Tayeb de la mezquita Al Azhar de El Cairo, la máxima autoridad del islam sunnita.
En su segundo día de actividades en Irak, el papa Francisco se reunió en Najaf, 150 kilómetros al Sur de la capital Bagdad, con el gran ayatollah Ali al-Sistani, máxima autoridad del islam chiita y considerado uno de los hombres más influyentes del país, con quien resaltó la importancia del diálogo interreligioso para la unidad nacional.
El pontífice (84 años) visitó a Al-Sistani (90 años) en su residencia de la ciudad considerada santa por el chiismo, rama que incluye a cerca del 10% de los 1.900 millones de musulmanes del mundo, pero representa a casi dos tercios del islam iraquí.
En la reunión, Jorge Bergoglio “subrayó la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera humanidad”.
Durante el encuentro, el Papa agradeció al líder islámico porque, junto con la comunidad chiita “de frente a la violencia y a las grandes dificultades de los años pasados, elevó su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando la sacralidad de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí”.
A Al-Sistani se atribuye un rol valioso en los esfuerzos por pacificar a Irak tras la invasión estadounidense de 2003 y se lo conoce por apoyar la separación entre religión y Estado, una cuestión aún hoy muy en debate entre los musulmanes.
El centro de la conversación se situó en torno a los valores morales para superar los desafíos y en los grandes retos de la paz y el dialogo. Según un comunicado de la oficina de prensa del líder musulmán, “la discusión giró en torno a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad en esta era”, así como “el compromiso con los altos valores morales para superarlos”.
Al-Sistani planteó sus visiones “sobre la injusticia, la opresión, la pobreza, la persecución religiosa e intelectual, la supresión de las libertades básicas y la ausencia de justicia social, especialmente las guerras, los actos de violencia, el bloqueo económico, el desplazamiento de muchos pueblos en nuestra región, especialmente el pueblo palestino en los territorios ocupados”.
El slogan de recibimiento del papa por parte del pueblo musulmán es significativo: “ustedes son un pedazo de nosotros y nosotros somos una parte de ustedes”.
Por parte de Francisco a la pregunta ¿cómo se cambia el mundo? Responde: “ no con el poder o con la fuerza sino con las bienaventuranzas”. Si para esta sociedad occidental los bienaventurados son los ricos, los poderosos y los famosos, sin embargo para el cristianismo y el Islam son bienaventurados los pobres, los que lloran y los perseguidos: estos son acogidos por la misericordia de Allah, de Dios.
Ya el papa dirigiéndose a los cristianos insiste en la “Sabiduría, testimonio y promesas” como camino de diálogo y colaboración: “El amor es nuestra fuerza, la fuerza de tantos hermanos y hermanas que aquí también han sufrido prejuicios y ofensas, maltratos y persecuciones por el nombre de Jesús”. Volvió a proponer las Bienaventuranzas como eje de un “cambio total” en el que “los pobres, los que lloran, los perseguidos son llamados bienaventurados”.
¡Ojalá el testimonio de Bergoglio impulse a cristianos y hermanos fieles musulmanes a fortalecer la colaboración y acogida mutua con respeto a los valores de ambas religiones y de todos.
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(*) Catedrático emérito.
