Hay un momento en todas las legislaturas de todos los gobiernos de todos los países en que las encuestas no les son favorables y eso provoca una reunión en la que alguien dice: “gestionamos bien pero nos falla la comunicación”. Otro dice: “se percibe al Presidente demasiado lejano, institucional”. Alguien apunta: “necesitamos menos moqueta y más asfalto. Contar lo que hemos hecho con todo en contra. Recuperar el pulso, mezclarnos, sudar, demostrar que escuchamos, que les podemos representar porque somos como ellos”. Un último apuntala: “hay que empezar por los militantes que son nuestros prescriptores. Tenemos el mejor partido de España. Un gobierno que se rompe la cara con todo el alma de un partido. Orgullo y calle, compañeros”. Después de la reunión, el primero que se va a la calle es el director de comunicación (es más frecuente que sea directora) porque es más sencillo cambiar el micro que el repertorio y no digamos a todos Los Sabandeños. Antes de irse, el dircom deja tres cartas en el despacho del nuevo para que las abra de una en una en cada crisis que vendrá. En la primera pone: “Echame la culpa a mí”. En la segunda pone: “echa la culpa al equipo, tú no lo elegiste”. En la tercera dice: “ponte a escribir tres cartas”. La comunicación es el guardaspaldas de la política. Está allí para abrir paso a la celebrity, para apartar a los impertinentes y para recibir el balazo cuando disparan al lider. La comunicación política sugiere como un mayordomo y ejecuta como un capataz. Sujeta bolsos, carpetas y el móvil es un arma cargada de contactos. Es Freud con el jefe, Darwin con la prensa y Wittgenstein con la almohada.
Hoy se inicia en Sevilla la gira socialista diseñada para cambiar tendencias pero simbólicamente es también la inauguración de la campaña de las municipales y autonómicas del mayo que viene. Nueve meses de campaña. Una gira para contar con la excusa de escuchar. Y también para contraprogramar a Yolanda Díaz en su “Tour SuMarx 22”. El PSOE no llegará a los barrios con un silbato de afilador sino a actos programados con militantes para evitar pitidos y cuchillos. Después de la campaña de verano “retratando a Feijóo” empieza una segunda parte en otoño en la que se van a contar los avances hechos y la propuesta del reparto de esfuerzos por hacer. Estas iniciativas suelen tener un efecto positivo y son necesarias para no dar la sensación de un gobierno rendido a los sondeos. No dan la vuelta a las encuestas pero recortan distancias y sobre todo, dan moral y argumentos a la tropa territorial que es la que se la juega el año que viene y necesitan rescatar los éxitos que se han perdido entre la pandemia y la guerra. El éxito depende mucho de la difusión de los medios porque los asistentes ya estan convencidos. Para no dar cuartos al pregonero convendría sacar de la escaleta lo de la emergencia climatica nada mas bajarse del Falcon o cantar La Internacional después de hablar de la memoria historica. Mejor un Tesla y que Bizarrap haga una cover de la fiesta pagana de Mago de Oz.
A la campaña le seguirá el careo de Feijóo con Sánchez en el Senado. El gallego cree que va a examinar pero es más fácil que salga examinado. El hábito es el monje y Sánchez ahora mismo es un líder europeo. Y el tema de las medidas de ahorro energético no es la mejor carta del PP. Es muy posible que ante las generalidades populares la respuesta sea: Pero si es que lo acabo de hablar con Scholz, pero es que ayer me lo confirmó Von der Leyen, si es que me lo dijo Macron, si ya tengo la fecha para la reunión en Argelia, si ya he bajado el IVA del gas como usted quería…Señor Feijóo, le agradezco su interés pero esto es un tema muy complejo que necesita expertos y no mezclar el corto con el largo plazo, los deseos con la realidad y su éxito personal con el éxito de país…Algo así dejaría al popular desubicado o desorientado como un señor mayor en un parque, mezclando a Bildu y Cataluña con el precio de kilovatio. Tampoco creo que pueda arrogarse la voz de la calle obviando la tensión entre los intereses de las empresas y los usuarios. Lo único que sí dejará claro es que el Gobierno ha adoptado propuestas populares que antes tacharon de cosméticas inútiles o imposibles. Lo que podría ser el principio de un necesario acuerdo sobre un reto global puede acabar con la conclusión de que gobernar también es improvisar, especialmente en escenarios líquidos cambiantes. Al fin y al cabo, estamos en campaña permanente.
