El arrabal de San Marcos (1), pues como arrabales fueron conocidos todos los asentamientos que se ubicaron fuera de la muralla de la ciudad también descritos, dice la RAE, como suburbio, barriada, barrio, afueras, aledaños, alrededores, ensanche, alfoz, extrarradio, periferia, cercanías…, fue y es, el menos poblado de todos, mas con una historia extraordinaria por el hecho, fundamental en el devenir de los tiempos, de tener a dos pasos el río Eresma.
Desde finales del siglo XIX, muy cercano ya el XX, en el referido extrarradio se instalaron en el citado alfoz bodegas de vino. Tanto la de la familia del Prisco como la de Evaristo Cuerdo se encontraban en la calle/ San Marcos, principal del lugar. Muy cercano a ellas, en el nº15, en el lugar que había sido taberna, instaló (año 1911) una fábrica de licores Felipe García, con residencia en Valverde del Majano, si bien abrió casa en el lugar cuando en el barrio montaron la referida fábrica. En el padrón de 1920 figuraban en la vivienda nº 9 de la referida calle.
La fábrica de Felipe García no había pasado por su mejor momento económico. Había trabajo, sí, pero también gran competencia a la hora de vender. La empresa contaba con cuatro trabajadores y también con el pequeño Nicomedes, hijo de Felipe, que comenzó a los 11 años para aprender, y a los 19 ya aparecía como jornalero, sin olvidar sus estudios.
Vamos ya con la noticia, cual fue el lamentable incendio ocurrido en el barrio referido en octubre año 1921, que pudo cambiar la extraordinaria trayectoria profesional de un empresario orgullo de esta tierra nuestra: el valverdano Nicomedes García Gómez.

Habían transcurrido veinte años desde su instalación y, pese a las adversidades económicas, la empresa había solventado las dificultades, cuando un incendio en la fábrica, con nombre de ‘Nuestra Señora de la Fuencisla’, pues a pocos pasos del Santuario se ubicaba, se interpuso en su caminar ascendente. Felipe García, su fundador, había fallecido en 1919, por lo que su hijo hubo de hacerse cargo del negocio. Fue allí, en la fábrica de San Marcos, donde patentó la marca ‘Anís Castellana’.
Comenzó el incendio a las dos y cuarto de la tarde del sábado 8 de octubre teniendo como causa la explosión del alambique, destinado a la fabricación de aguardiente. (2). La ‘detonación’ fue tan fuerte y la onda expansiva tan potente que rompió los cristales de varias casas limítrofes, entre ellas la de Nicomedes, de la fábrica, que hizo volar el techo y el tabique que la separaba de la vivienda de los Valverde, la cual sufrió importantes destrozos en las habitaciones. Al caer también la techumbre del corral murieron varias aves y destrozado quedó un carro de varas.
En su caminar destructivo, el fuego prendió una de las tres garrafas de alcohol, de 90 litros cada una, y solo la rápida y arriesgada intervención de los trabajadores impidió que prendiera en las dos restantes. El fuego habría sido mucho más devastador sin la lucha por impedir mayores desgracias.

De forma inmediata, y dirigidos por dos parejas de la Guardia Civil de servicio en el Fielato y componentes del grupo de Seguridad y Vigilancia, los vecinos comenzaron a apagar el incendio con cubos de agua y de arena. También, autorizados por el alcalde constitucional, Pascual Guajardo Sánchez que acudió presto, llegaron componentes del Servicio contra incendios del Ayuntamiento. Estos fueron decisivos para que el incendio estuviera totalmente dominado a las 4:30 de la tarde. En él se empleó por vez primera vez una bomba de agua que había adquirido el Ayuntamiento. El agua corriente había llegado al barrio en el año 1906.
Fueron pasto de las llamas la estantería, donde quedaron inutilizadas un gran número de garrafas y botellas llenas. Las pérdidas, si bien no fueron cuantificadas por la propiedad, se determinaron ‘de una gran consideración’. En el transcurso del incendio resultaron heridos varios trabajadores. Éste fue el ‘parte médico’:
-Bernabea Álvarez, natural de Lastras de Cuéllar. Diagnóstico: conmoción cerebral, fractura de peroné, herida en la cabeza de tres centímetros y quemaduras de primer grado. Fue trasladada al Hospital de la Misericordia.
-Nicomedes García: herida de cuatro centímetros en la cabeza y amplia contusión en el brazo derecho.
-Victoriano Sánchez Martín, quemaduras de primer grado en ambas manos. Fue curado en la Casa de Socorro.
Parte de los heridos fueron atendidos ‘in situ’, por el médico del barrio, Señor Hernanz y el practicante, Señor Estebaranz. Dos trabajadores más de la empresa resultaron ilesos.
La fábrica, al parecer, fue rehabilitada y en el lugar permaneció hasta 1930. Nicomedes llevaba ya nueve años dirigiéndola, y acabados sus estudios, se trasladó a Obispo Quesada, a pocos metros de la Estación del Ferrocarril. Allí comenzó, sin apenas medios económicos, su extraordinaria trayectoria profesional. Su muerte, a consecuencia de un paro cardiaco, se produjo el 19 de abril de 1989. Está enterrado en el pabellón familiar del cementerio de ‘El Ángel’ de Segovia. En el presente año se cumple el 124 aniversario de su nacimiento.
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(1) A la vera del río Eresma se fundaron iglesias (San Gil, San Marcos-(única que queda en pie-, San Blas, Santiago, la Vera Cruz…), santuarios y conventos (Santa Mª de Rocamador, Carmelitas, Santa Ana), monasterios (El Parral), fábricas (La Moneda), alamedas, sanatorio (El Lazareto), ermita y hospital (San Lázaro), huertas, carpintería, botería, un gran almacén de paja… Y la proa del Alcázar mirando altiva hacía el barrio. Sin olvidar que en el descrito arrabal se encuentra ¡cómo olvidarlo! la Casa de la Patrona de la Ciudad.
(2) Utensilio que sirve para destilar una sustancia volátil, compuesto fundamentalmente de un recipiente para calentar el líquido y de un conducto por el que sale la sustancia destilada. En los países sudamericanos se define como ‘fábrica de aguardiente’ (RAE).
