El hijo mayor de Dionisio, una de las dos víctimas mortales del doble crimen de Santovenia de Pisuerga (Valladolid), aseguró ayer en el juicio que se sigue contra Pablo Antonio Santamaría, alias ‘el Chiqui’, que tras disparar a su padre a quemarropa, el acusado le apuntó con el mismo rifle y salió corriendo detrás de el. “Temí por mi vida”,
También testificó ayer la viuda de Dionisio, que aseguró que su marido y el acusado “continuaron siendo amigos hasta el final”. En su declaración dijo que Dionisio abandonó el hospital antes de ser atendido de las heridas provocadas en una pelea previa entre las dos familias, para no tener que denunciar al acusado.
El hijo, que también recalcó que el acusado era uno de los mejores amigos de su padre , aseguró que Dionisio golpeó con fuerza en repetidas ocasiones la puerta de la vivienda, hasta que apareció el acusado, y sin mediar palabra disparó a su padre. Cuando se acercó al cuerpo de su progenitor tirado en el suelo, fue cuando ‘el Chiqui’ intentó cargar el fusil y le apuntó.
En la sesión de ayer quedó claro que la relación entre ambas familias era pésima desde hacía tiempo. Unos meses antes de los hechos de la madrugada del 1 de julio de 2022, el hijo mayor de la víctima agredió a la hija del acusado, hechos por los que fue condenado y tuvo que pagar una indemnización.
Además, horas antes del terrible desenlace, tuvo lugar una pelea en la que varios miembros de la familia del acusado y de su expareja agredieron a la víctima y a su mujer. Según relató la viuda, ella sufrió un fuerte golpe en la cabeza, que la dejó paralizada, mientras que su marido sufrió contusiones.
También declaró la persona a la que presuntamente “el Chiqui” retuvo en el domicilio de su exmujer en el momento de los hechos, el entonces novio de una hija de la expareja de ‘el Chiqui’. Esta persona aseguró que el arma con el que se cometieron los disparos que acabaron con la vida de Dionisio y, horas más tarde, con la del teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Alonso Casado, fue introducida en la casa por el acusado, testimonio que, en parte, ha sido confirmado por una vecina que vio como, con la ayuda de la gente que estaba dentro de la vivienda, metió por una ventana “algo alargado que estaba envuelto” y que perfectamente podía corresponderse con el rifle.
Esta persona en todo momento sostuvo que el acusado le maniató con unas bridas y le obligó a permanecer en la bañera durante la mayor parte del tiempo que estuvo atrincherado en la vivienda.
A su vez, recalcó que en varias ocasiones le apuntó con el rifle, incluso intentó cortarle los dedos de una mano. También explicó que cuando hablaba con la Guardia Civil le utilizaba como escudo ya que hacía situarse de espaldas a la puerta de entrada a la vivienda.
