Señor director:
Nuestro pobre y dolorido país se encuentra aún lamiéndose las heridas de los miles de muertos que la maldita pandemia, y su más que discutible gestión, nos ha producido. Sin poder todavía bajar la guardia ante la posibilidad de una cuarta ola, y enfrentándonos a las tremendas secuelas económicas que la situación ha provocado, y que ha llevado a la ruina a muchísimas familias.
Son dramáticas las imágenes que nos sirven a menudo las televisiones, poniéndonos ante las llamadas “colas del hambre”, formadas por personas que tienen que recurrir a la caridad para poder alimentarse, gracias a la generosidad y al esfuerzo de otros algo más afortunados. Estamos por tanto viviendo una de las etapas más duras de los últimos tiempos.
Pues bien, ante ésta circunstancia que exigiría una entrega total por parte de todos nuestros políticos para solucionar lo realmente importante, que es sin duda paliar las tremendas dificultades que nuestro país y sus gentes están sufriendo, nos encontramos con que se entregan “apasionadamente” a juegos de propaganda como la teatral destrucción de las armas de ETA, mientras a la vez firman acuerdos para acercar a seis terroristas al País Vasco, entre ellos al asesino del socialista Fernando Múgica.
No nos olvidemos de los últimos enredos, esa especie de partida de ajedrez de las mociones de censura, que para los politólogos será muy divertido y “enriquecedor” para el juego de la política, pero que para el común de la gente, no resulta ni mucho menos lo más importante en este momento, con la que tenemos encima.
No sé si a todo el mundo le pasará igual, pero a mí me produce una enorme sensación de HARTAZGO el comportamiento de nuestros políticos, aunque lamentablemente no debería sorprendernos demasiado.
MARIBEL EGIDO CARRASCO