Las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid en la entrevista de Onda Cero del locutor de radio Carlos Alsina, sobre el supuesto de que una joven de 16 años informe a sus padres de su pretensión de abortar cuando estos estén en contra, manifestando: “tiene que abortar, desde luego”, me han hecho recordar un video que vi hace muchos años, y el cual recomiendo que se titula: “El grito silencioso”
Dicho video trata sobre el aborto con imágenes del acto. La explicación corre a cargo del Dr Bernard Nathanson que fue durante años el “Rey del aborto” en Estado Unidos. En dicho de vídeo de 27 minutos, el Dr Nathanson, muestra las desgarradoras imágenes de la práctica de un aborto de un bebé de 12 semanas. En las mismas se puede observar como el bebé (nonato) dentro del vientre de su madre, en lo que él denomina el santuario, el niño se encuentra relajado, tranquilo y con unas pulsaciones de 140 latidos por minuto, en un estado de paz y tranquilidad. En cuanto el abortista introduce la punta de succión, la paz y la tranquilidad se convierten en destrucción, el niño empieza a realizar movimientos violentos y se empieza a agitar abruptamente, y en ese momento, la boca del niño se abre y parece exhalar un grito silencioso ante su extinción. El niño está siendo agredido dentro de su “santuario” y sus pulsaciones se disparan por encima de las 200 latidos por minuto, percibiendo su peligro mortal inminente. Finalmente, el niño es succionado por la máquina, desmembrado, desarticulado de todas sus extremidades, y por último, el abortista utilizará el llamado fórceps de pólipo para aplastar la cabeza, y así, sacar pieza por pieza la cabeza del útero.
La realidad es que entre un bebé de 4 semanas y otro de 28 semanas no existe ningún cambio revolucionario, ni en la sustancia, ni en la forma. Durante su etapa de desarrollo, este bebé a las 12 semanas de edad es un ser humano, ya que las funciones no son diferentes a cualquiera de las nuestras. Y aunque algunos defensores del aborto y científicos manifiesten que no se le puede reconocer como ser humano porque hasta la semana 33 no existe conciencia aunque sí vida, no es argumento que se pueda sostener con rigor científico, ya que si aceptamos que sin conciencia no hay vida humana, tampoco la hay cuando dormimos o nos anestesian.
Hoy la ética no puede dar juicios de valor sobre algo que no plantea la ciencia, porque los datos de la ciencia son indiscutibles. Hay vida humana desde que el embrión existe como tal, otra cosa es que esta información se manipule interesadamente. La discusión empieza desde que valoramos si el ser humano puede tener disponibilidad sobre otra vida humana o si vale más la vida de la madre que la del niño, pero no sobre que el embrión es vida humana, esto no es discutible.
También se habla de elección. ¿Pero de qué se habla? ¿Qué significa el poder sobre la vida y la muerte de alguien porque la ley lo permite? Lo que es legal no es necesariamente justo. Y las leyes injustas no son leyes.
El aborto no sólo es una atrocidad, sino que además tiene efectos perversos en toda la sociedad. Cuando admitimos que se viole el más básico de los derechos individuales, que es la vida, todos los demás derechos quedan amenazados.
Por otra parte, toda ley tiene efectos didácticos en la sociedad, y las declaraciones de Ayuso en defensa de la nueva ley del aborto de la ministra Montero, sobre que las niñas de 16 años puedan abortar sin autorización, parecen transmitir la idea de que se legaliza lo bueno, para favorecerlo, y se ilegaliza aquello que es perjudicial, para impedirlo. Al legalizar el aborto se transmite la idea de que matar a un inocente es algo legítimo y bueno.
Si es legítimo matar al ser humano más inocente e indefenso, utilizar la violencia para silenciar al que discrepa será el paso siguiente.
