—¿Cuántos años en el periodismo sobre cine?
—Empecé en la facultad siendo compañero de Carlos Boyero, de Fernando Trueba, de Resines… Pero siempre quise hacer radio. En casa no hubo televisión hasta que llegó el hombre a la luna, porque decían que verla te apartaba de los estudios. Me sabía todas las radios de los años cincuenta, sesenta, todas, todas, todas las emisoras de Madrid y muchas extranjeras, incluidas Radio Carolina y por supuesto Radio Luxemburgo, que era también un mito porque ponían música pop. Yo tenía claro cómo hacer un programa, pero hablo muy mal y el director me dijo “¿Qué hace este hombre en mi emisora?”. Y me echó inmediatamente, eso lo daba por descontado.
—Pero estuvo en varias emisoras…
—Tenía una colaboración en Radio Centro. Por supuesto, gratis. En Radio Centro no cobraba nadie. Había dejado de ser la emisora de los sindicatos oficiales y estaba más o menos creándose Radio Cadena. Hablo de 1978, quizá 1979. Un programa se llamaba El Domingo es para Vivirlo, donde yo hablaba de cine, e intentaba siempre llevar invitados, como por ejemplo Garci. Conocía todos los cines de barrio de Madrid. Como no podías pagarte todos los estrenos, sabías que esta película pasaría por esta sala o por esta otra, donde era más barato. Lo de Boquerini viene a raíz de ese programa. Nos pidieron que presentáramos un proyecto y yo empecé un programa llamado “Ciudadano Cine”, cuyo título tenía pensado desde hacía mucho. Elegía al invitado y siempre incluía una entrevista en cada programa. Para que no se hiciera pesado, eran piezas cortitas, micronoticias, entrevistas, y dábamos el programa de la Filmoteca para que se supiese más de ella. Era en directo y el título encerraba un guiño a Orson Welles y a “Ciudadano Kane”. En aquel programa se contó que Almodóvar estaba rodando Laberinto de Pasiones, su segunda película y, por cierto, la única película que han censurado en su vida los cines Alphaville. Precisamente el jefe de los cines Alphaville que me conocía me dijo que si quería ir al rodaje y dije que por supuesto.
—¿Cómo fue esa experiencia?
—Estuve en el rodaje de la secuencia de madrugada, en el aeropuerto de Barajas. Entrevisté a Almodóvar, a Antonio Banderas, a Imanol Arias… Varios me dijeron que era la primera entrevista que les hacían en su vida. Me encontré a una persona de la radio que yo escuchaba mucho, Paco Pérez Bryan, de Radio Juventud, que hizo un papel. Él fue quien se inventó el nombre de Boquerini. Pérez Bryan me dice “Vente mañana o pasado mañana al programa que quiero que hagas algo”. Y digo, “Bueno, pues encantado”. El espacio era de las once de la noche a las dos de la madrugada, sobre la Movida Madrileña y lo oía muchísima gente. Al segundo programa, un miércoles, empecé a hablar del cine. En lo posible intentaba dar algo más de información y, si era posible, conseguir entradas para soltar a la gente. Al segundo programa pasé a llamarme Boquerini, Francisco Boquerini. Y yo, encantado.
—Tiempo de libertad entonces, ¿no?
—Total, irrepetible. Y eso duró hasta 1992. Estuve todo el tiempo, pero, claro, estaba en (calle) Ayala 15 produciendo programas, trabajando con María Teresa Campos, que era jefe de programa entonces y hacía un maravilloso trabajo. Los miércoles estaba de productor y crítico, en un programa que se llamaba Al Aire y Libre, dirigido por Ramón Colom, pero los miércoles yo estaba a la vez en Radio Juventud. El programa de Al Aire y Libre duraba hasta las dos de la madrugada. Yo estaba de productor y debía garantizar que estuviesen todas las conexiones preparadas, las líneas microfónicas y lo que fuera. Luego me iba a la otra emisora corriendo por la calle, de noche, porque en metro podía tardar más. Me llamaron también de la revista Tiempo (Grupo Zeta), que estaba empezando. Preparé una sección donde recomendaba películas y una vez al mes escribía un reportaje de la película. Hasta que me echaron, ya en el segundo mes. Fue por recomendar la versión antigua de Dune (1984), la de David Lynch. A la subdirectora de la revista no le había gustado la película, salió horrorizada, y me despidió. Estaba basada en una serie de libros muy famosos de un autor muy conocido. También está Sting de protagonista, en fin, era una película que tiene interés. La subdirectora dijo que “Esto en mi revista no puede salir” y me echó a la calle.
—¿Y ya se enmarca en el periodismo escrito?
—Poco a poco. Me llaman de la Guía del Ocio para poner estrellas. El redactor jefe me llamó, compañero de Radio Cadena. Estaba en informativos de Radio Cadena y era redactor jefe de la Guía del Ocio y, a través de él, curiosamente, estuve poniendo estrellas en Radio Cadena. Entonces otra persona de Radio Cadena monta en cólera y dice “Aquí el único que pone estrellas soy yo”. Así, por las buenas. Esto me ha pasado muchas veces, muchísimas. Y me dicen: “Mira, si quieres te quedas con una sección de noticias, una sección pequeñita, noticias de cine de una página pequeñita, pero entonces tienes que dejar de poner estrellas”.
—¿Qué ha cambiado más en estas décadas, los medios de comunicación, el cine o tú?
—Todo, todo. Ha cambiado todo. Los medios de comunicación por supuesto. Había mucha más libertad. Siempre digo que la mayor libertad que he tenido fue en la época de la UCD desde que empecé. Después llegó el PSOE y el tiempo de Calviño fue horrible. Llegó la censura a la radio otra vez.
—La figura del crítico también ha cambiado muchísimo, casi convertida en especie en vías de extinción. Eso al menos se cuenta en El Crítico, el documental sobre Carlos Boyero…
—Fíjate que yo a Boyero me lo volví a encontrar en la Guía del Ocio. Estábamos en la facultad, pero no hablamos nunca. Yo tenía mi grupo de amigos, y Boyero, el suyo. Dijo alguien que yo entré en la Guía del Ocio gracias a él, sin saber que el redactor jefe de la Guía del Ocio trabajaba en los informativos de Radio Cadena. Lo que pasa es que yo nunca me he parecido a un crítico. Podía hacer crítica, vale, pero soy un informador, un periodista que daba noticias, entrevistaba a gente, iba a rodajes…
—¿Cuántas películas has podido ver en tu vida?
—Muchísimas, no sé. Sí recuerdo las primeras películas que vi y la gente ya no se acuerda. Al cine Actualidades me llevaba mi padre por las tardes a la sesión continua de películas clásicas de Chaplin, Buster Keaton, el Gordo y el Flaco, documentales. Entrabas, empezabas a ver cosas y, cuando te cansabas, la gente salía.
—¿Cómo influyen las plataformas digitales en los consumos y en la propia concepción de las películas?
—Pienso que las series siguen siendo algo pasajero. Sería imposible ver una serie de tropecientos capítulos que no acaba nunca. Yo prefiero una película cortita. Vamos a ver cómo evoluciona. Creo que las plataformas han venido bien para ver películas antiguas, ya estrenadas. En los cines estaban en verano o podías ir a la Filmoteca aquí en Madrid; si había suerte, las veías. Había películas antiguas que sabías de su existencia, pero no las habías visto. A mí me ha pasado mucho. La apuntabas y pensabas “Hay que verla cuando la pongan en la Filmoteca, si es que la ponen”. También había una censura tremenda.
—En el reciente festival de cine de San Sebastián, ¿ha habido alguna que te hayan impactado especialmente?
—Me han gustado las películas españolas, sobre todo las dirigidas por mujeres. En pocos años van a arrasar. Tanto la de Icíar Bollaín o “Las Chicas de la Estación”, de Juana Macías. Cuando estaba en la facultad había dos o tres mujeres. Todos éramos hombres y ahora parece que la mayoría son mujeres. Ha habido un cambio brutal, totalmente.
—Ha publicado dos libros, el más reciente sobre Beatriz Sartori…
—El primer libro en España sobre Almodóvar es mío. Lo que pasa es que me pidieron hacer una reedición y dije que no. Fue una editorial, llamada JC. Fue un libro trabajado, muy trabajado. La idea original era hacer una entrevista a Almodóvar y publicarla, pero el realizador no quería entrevista porque pensaba sacarla en su propia editorial. Yo, que era un fanático de la documentación, tenía todo lo publicado sobre Almodóvar y construí el libro con lo que se iba diciendo de cada película en cada momento. Lo que pasa es que el libro salió un año después por diferentes problemas. Querían publicarlo en la feria del libro y salió antes el de Almodóvar. A mí me lo encargaron en Cádiz, en el festival Alcances. Allí estaba JC y fue el editor quien me dijo que si quería hacer un libro sobre Almodóvar. Y digo facilísimo, pongo la vista larga y…
———————————————————————————————–
El penúltimo bastión
Motor. Boquerini es el creador de la web “cineyteatro.es, una de las mayores y más precisas bases de datos de cine español. El domino incluye filmes de todas las nacionalidades. Suma unas 50.000 entradas de largometrajes, sin contar las reseñas de teatro, ni perfiles de los artistas, ni noticias sobre festivales, estrenos y proyectos en marcha. En 2008 nace la web. La idea surge porque las distribuidoras dejaron de enviar dosieres de prensa a los profesionales. Estos press kits consistían en materiales informativos que proporcionaban los detalles necesarios para los medios. Para promover las películas, se incluían datos sobre la producción, sinopsis, biografías del elenco y equipo técnico, fotografías, carteles promocionales y entrevistas. Con el advenimiento del milenio digital, la labora se muda a la red, donde se convirtieron en boletines resumidos, acortados, incompletos.
Ante esta situación, los compañeros de gremio de Boquerini le recomiendan crear Cineyteatro, donde puede subir y actualizar todos los registros analógicos que acumulaba y añadir noticias para recibir visitas. Jura: “Se estaba perdiendo, de alguna manera hay que conservarlo y digo Vamos a hacer una web”. Su pasión documental le empuja hacia esta ardua tarea, pero el cine es un fin que justifica cualquier medio. Encima, reseña los lanzamientos, debuts y premieres cinematográficas. La cinefilia y teatromanía de este crítico y periodista alcanzan cotas estratosféricas. Incluye hasta el último de los participantes del elenco, equipo técnico y autores.
Las características más sobresalientes de cineyteatro.es son, en primer lugar, la minuciosidad en las fechas de estreno de largometrajes españoles. El impulsor de la web asegura que en otras páginas como Imdb, Filmaffinity o Letterboxd existen fallos en torno a las fechas de publicación de títulos españoles, particularmente en las antiguas. En su banco de datos, otorga importancia a este aspecto, lo recoge con exactitud, lleva anotando en fichas de papel las características de las películas desde mucho antes de que Internet se extendiese. Acumula información desde los años 70. Bebe de varias fuentes. Los apuntes datados que tomaba en los estrenos; los dosieres de prensa que recibía de las distribuidoras; y libros como la colección de cinco tomos llamada “75 años de estrenos de cine en Madrid”. Dice: “Les voy poniendo la fecha de estreno en España, que no es un dato demasiado conocido y que yo creo que es interesante. La fecha de estreno es Estados Unidos la sabe todo el mundo, si no, lo buscan. La fecha de estreno en España es más complicada.” En ese contexto se explica que los datos en torno a las fechas sean más precisos en este sitio en línea, porque surgen del puño y tecla de un detallista apasionado que ha transcrito los datos que se imprimieron en el momento de los estrenos. El tiempo nubla la memoria, y complica el acceso a las fuentes fidedignas. Boquerini lleva este aspecto a rajatabla en Cineyteatro, si te interesa la fecha de estreno, este es el lugar más fiable al que acudir.
En segundo lugar, se añaden los pósteres españoles. Cuando los filmes de nuestro país se estrenan en América, el cartel se adapta. Las variaciones responden a cuestiones de marketing (diferencias culturales respecto al color, la tipografía, la disposición de los elementos gráficos), al protagonismo de caras de actores o actrices conocidas, al idioma, etc. Se ofrece el cartel original diseñado para las presentaciones en salas de cine en España. Comenta que: “Ponía el cartel intentando diferenciarme de las demás webs, Filmaffinity o Imdb que ponían el cartel americano, yo pongo el cartel español”. Es un esfuerzo, no obstante, pero quiere permanecer fiel a las imágenes promocionales primigenios.
Y, por último, el vínculo con la actualidad. La sección diaria de crónicas presenta con inmediatez las novedades de las salas. Se publican los proyectos inminentes, la finalización de los rodajes, las ampliaciones de presupuesto, las cancelaciones de tratamientos de guiones, las derivas de postproducción… También cubre los premios y galardones, los fallecimientos y óperas primas, los homenajes y retrospectivas, las precuelas, secuelas y spin-offs… La web no duerme, funciona 24 horas, siete días a la semana, 365 días al año. El público se entera de lo que vale y lo que merece la pena dejar pasar. Contiene un amplio abanico de reseñas y noticias cinematográficas desde el pasado más remoto, pasando por el presente más inmediato hasta el futuro próximo y lejano.
También se enfrenta a problemas de almacenamiento. Boquerini comenta que al principio añadía fotografías del rodaje, de intérpretes o alguna imagen característica; sin embargo, ensanchar el espacio digital en su dominio requiere un pago. Nada es gratis, el mundo moderno demanda capital a las buenas ideas y raramente florece un proyecto con intenciones puras. En este caso, el dinero cercena las posibilidades de una web dedicada a suplir el interés de los verdaderos cinéfilos, aquellos en busca de la calidad del pensamiento crítico, el valor documental y el compromiso con el arte.
Las sinopsis son extensas. En estos textos, se define la historia con pelos y señales porque la web no entiende de ofendidos, de personas que priman su curiosidad a la esencia de la obra. Él mismo lo dice así: “A veces pongo un comentario porque es crítica y a veces no, un comentario lo agrupa todo. Y luego la sinopsis, lo más amplia posible. El que no quiera un spoiler que no lo lea, porque la sinopsis es una cosa seria. Cada personaje y lo que hace.”
Varios fanáticos del arte colaboran en cineyteatro.es, como Cristina Díez, Sofía Carlota Rodríguez Eguren o Margarita Chapatte. Luis Eduardo Siles aporta regularmente en teatro y reseña las obras recién estrenadas. Boquerini y Cineyteatro se erigen como almenas que defienden la crítica cinematográfica artesana, el periodismo veraz y auténtico, la escrupulosa calidad documental tan escasa en nuestro tiempo. Un diamante pulido en un mundo bruto. Hasta el momento, no existen apoyos, patrocinios ni respaldos para este justiciero sin capa del séptimo arte. Corten.
Enrique López Marijuan
