Si este año la Semana Santa segoviana será especial tras casi cuatro años de incidencias que han impedido el normal desarrollo de sus actividades religiosas y devocionales, el hecho de que los ecos del fervor cofrade de la capital hayan llegado a oídos del Papa Francisco la harán aún más distintiva; si el tiempo o las circunstancias no lo impiden.
La anécdota tuvo lugar en el transcurso de una audiencia que el romano pontífice ofreció a un grupo de padres de sacerdotes jesuitas españoles –orden a la que pertenece Francisco- solicitada hace meses por este colectivo, que anualmente lleva a cabo jornadas de convivencia en distintas ciudades españolas para mantener vivos los vínculos de amistad surgidos durante el periodo de noviciado de sus hijos.
En esta ocasión, la peregrinación se planteó con la posibilidad de poder tener una audiencia con el Santo Padre, que tuvo lugar el pasado viernes coincidiendo con la festividad de la Anunciación del Señor, y en la que el Papa estuvo “cercano y simpático” con las familias, entre las que se encontraba la del sacerdote segoviano Daniel Cuesta Gómez, que el pasado año recibió su ordenación sacerdotal.
Al acercarse al papa, tanto el sacerdote como sus padres le pidieron que bendijera la medalla de la feligresía de San Andrés, a la que pertenecen, así como la de la cofradía de la Asociación de Exalumnos Maristas (Ademar), que su padre contribuyó a fundar. Francisco no sólo bendijo las medallas sino que accedió a ponérselas al cuello como símbolo del respeto hacia las dos agrupaciones cofrades segovianas para después devolvérselas a sus propietarios, aunque la intención inicial era de obsequiarle con ellas., argumentando que estarían mejor en manos de la familia segoviana. Tras la bendición, Daniel Cuesta invitó al papa a visitar Segovia para conocer la Semana Santa segoviana, a lo que respondió con una sonrisa de agradecimiento.
