La expareja de Juana Canal en el momento de su desaparición en 2003, J.P.H., confesó hoy a los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que se encargan de la investigación del crimen que enterró su cadáver en la finca de Navalacruz (Ávila). Tras esta declaración, y después de pasar la noche en la Comandancia de la Guardia Civil de Ávila, este jueves se le ha vuelto a trasladar a la finca, propiedad de la familia, para continuar con la investigación y la recogida de pruebas, según informaron fuentes de la investigación.
El detenido llegó a media mañana y estuvo hasta después de la tarde de la tarde, para ser trasladado de nuevo a la Comandancia de Ávila. Durante la tarde, continuaron con esas labores, el Equipo Central de Inspección Ocular de la Jefatura de Policía Judicial de Madrid junto con el Grupo de Criminalística de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Ávila, junto con miembros de la Policía Nacional.
La expareja de Juana, feriante de profesión, fue detenida en la mañana del miércoles en su domicilio de Fuente el Saz (Madrid) después de que la Policía descubriese una conversación telefónica con otra persona en la que deslizaba que no creía que los agentes le descubriesen.
Esta detención se producía después de que el dispositivo de búsqueda hallara hace unos días más restos óseos en el mismo paraje de Ávila donde se localizaron más huesos en 2019.
Además, según fuentes de la investigación, el Juzgado número 3 de Ávila que investiga el crimen de Juana autorizó el pasado septiembre un pinchazo telefónico para controlar las conversaciones de la expareja de la víctima.
Según las pesquisas, la expareja se habría delatado en una de las conversaciones telefónicas e incluso habría apuntado a la posible participación de una tercera persona en el traslado del cadáver del piso de la madrileña calle Boldano, en el distrito de Ciudad Lineal, donde se habría ejecutado presuntamente al crimen a la zona boscosa de Ávila donde se están hallando los huesos.
