Segovia es uno de los principales centros políticos y tesoro real de Castilla lo que explica que la princesa Isabel se encontrara en ella a mediados de diciembre y que en Segovia fuera proclamada reina de Castilla en el atrio de la iglesia románica de San Miguel. Segovia adquiere un significado especial para la monarquía y la utilización de sus espacios se convertirán en escenarios de especial trascendencia como el atrio medieval de esta iglesia. La primera referencia documental de la iglesia de San Miguel nos la ofrece Domigo Petit, probablemente un francés, que dejó unas mandas para hacer una biblia con destino a la parroquia de San Miguel. Sin embargo, su fundación puede ser anterior, pues según el letrado Garcí Ruiz de Castro (1513-1590) primer cronista de la historia de Segovia y vecino de San Miguel, afirma haber leído documentos al respecto y asegura que los escuderos habrían levantado la iglesia románica a raíz de la repoblación de Alfonso VI (1085) sobre una ermita pre-existente de idéntica advocación, ermita que por aquel entonces estaba rodeada de viñas. Este dato nos habla de la continuidad en el tiempo de la parroquia de San Miguel desde el siglo XI hasta nuestros días: La ermita del siglo XI, la iglesia románica del siglo XII y la iglesia tardo gótica y renacentista del siglo XVI.
La parroquia de San Miguel se encuentra situada en el centro de la vida ciudadana y casi en el punto más elevado. Su arquitectura medieval contaba con su atrio y cementerio. El atrio, además de ser lugar de enterramiento en las iglesias del románico segoviano, también era un lugar de reunión de sus vecinos y de los gremios de la ciudad. El atrio de la iglesia de San Miguel era, sin lugar a dudas, el más importante de Segovia porque en él se reunía el Concejo de la ciudad y la Justicia, precisamente delante de la escultura que aún se conserva de San Miguel, sosteniendo una balanza. Justicia humana y justicia divina. En cuanto al atrio, sabemos que no era cualquier atrio, sino que era la sede del gobierno de la ciudad “concejo” o “concilium” que ya se menciona en 1116 y va a ser el escenario de la Proclamación de Isabel, como Reina de Castilla.
Isabel salió del Alcázar como princesa el 13 de diciembre de 1474 para dirigirse hacia el atrio de San Miguel donde se había levantado una especie de tribuna o estrado con una silla y tres gradas. Estuvo acompañada de los nobles, un importante concurso de segovianos divididos en oficios y gremios “que oyendo que salía la princesa, guiaron a la plaza divididos en forma militar con muchos instrumentos y gala, ensanchando la alegría y lealtad la estrechura del tiempo. Prosiguió la nobleza y al fin, entre cuatro reyes de armas, don Gutierre de Cárdenas, su maestresala, a caballo con el estoque desnudo y levantado, insignia de la justicia real y en esta ocasión muestra del valor de esta gran señora. La cual en un palafrén salió del alcázar. Re-cibiéronla debajo de un palio de brocados nuestros regidores (…) El concurso era innumerable, la plaza entonces pequeña. Dejó la reina el palafrén, y subiendo con majestad ocupó una silla que sobre tres gradas se levantaba en medio. Al lado derecho asistía Gutierre de Cárdenas con el estoque”. Una vez proclamada Reina de Castilla, en solitario, Isabel entró en la iglesia de San Miguel y rezó ante el altar mayor.
El lunes 26 de febrero de 1532 a las seis de la tarde cuando estaban cantando la Salve, la iglesia medieval de San Miguel se hundió. El motivo de su hundimiento motivó que el ayuntamiento de la ciudad comprara el terreno para unificar y crear un espacio público en torno a una plaza. Este espacio era denominado ‘’Azogue Mayor” y era una de las zonas de fuerte actividad económica.
Liberado este espacio el ayuntamiento compró a la parroquia de San Miguel el suelo por ocho mil ducados. Se construyó una nueva iglesia en uno de los laterales de la misma Plaza Mayor, a escasos metros, donde al parecer, se encontraba la antigua ermita de San Miguel. La primera piedra se colocó el 27 de mayo de 1536 siendo su párroco Juan de Coca quién dio la primera azadonada. La autoría arquitectónica se atribuye a Rodrigo Gil de Hontañón, maestro de obras de la Catedral de Segovia que, entonces, se encontraba en plena campaña constructiva. Su arquitectura, aun siendo de estilo gótico, tiene una estructura y concepción renacentista. Su planta, el carácter horizontal que predomina en su nave, la cabecera o testero rectangular y el tratamiento de la luz, hacen de esta iglesia una buena muestra del Renacimiento en nuestra ciudad.
Las piedras y muchas de las obras de arte de la iglesia románica se trasladaron al templo como pinturas, sepulcros, esculturas, capellanías, la pila bautismal y una pequeña vidriera con el rostro de la reina Isabel la Católica. Es importante incidir que, el espacio y la iglesia son diferentes pero la parroquia sigue siendo la misma y es, además, la única iglesia de Segovia, junto con la catedral, que después de su hundimiento, se reconstruyera nuevamente.
Las piedras de la iglesia de San Miguel son testigos del acontecimiento histórico más trascendental que ha tenido Segovia como escenario. Cuando Isabel es proclamada Reina de Castilla en la iglesia de San Miguel se inicia el último y decisivo acto de esa gran obra de transformación política que se había iniciado mucho tiempo atrás y que había tenido a la dinastía Trastámara como principal protagonista. Segovia fue un lugar destacado en la biografía de la Reina. En ella vivió, se proclamó y afirmó su derecho a reinar, no como consorte de un monarca sino como legítima soberana de un reino al que supo pacificar y luego gobernar con acierto, conduciéndolo hacia un estado de prosperidad como pocas veces se ha alcanzado. Isabel I de Castilla no hubiera sido una gran reina, si, además, no fuera una gran mujer, con una categoría femenina extraordinaria. Una mujer que vivía y vivó para reinar, siendo madre, esposa, guerrera, piadosa y gobernante excepcional. Fue una mujer que dejó su impronta en la historia universal y ejerció su reinado con vocación de imperio sin perder nunca su sentido de la realidad.