Dada la importancia de Carlos V son muchas las biografías disponibles y es conocido que a lo largo de su reinado, realizó numerosos desplazamientos y en uno de ellos pudo pasar por Villacastín, lugar estratégicamente situado en el Camino Real de Castilla. Pero en historia la suposición sirve para formular hipótesis que hay que demostrar. La herramienta de internet sirve a quien persiste y formula la pregunta adecuada. Y en una búsqueda accedí al libro:
‘Estancias y viajes de Carlos V desde su nacimiento hasta su muerte comprobados y corroborados en documentos originales’.
Lo publicó la “Sociedad Geográfica” en 1914 y fue Manuel de Foronda y Aguilera quien realizó el detallado examen y comprobación de lo registrado por cronistas e historiadores, testigos presenciales que lo consignaron en diarios, crónicas e historias.
Pues bien en la extensa y minuciosa relación de fechas y lugares desde el nacimiento en 1500 hasta la muerte en Yuste del Emperador en 1558 hay una fecha en la que sitúa al emperador en Villacastín. Una de las fuentes que consultó el autor fue el diario de Jean Vandenesse: ‘Sumario de los viajes hechos por Carlos V desde 1514 hasta 1551’ (Manuscrito).
En la pág., 32 escribió las siguientes estancias en junio de 1534:
1-4 de Junio………..en Segovia.
5 de junio………..en Villacastín.
6-11 de junio……..…….en Ávila.
Estos datos los contrastó D. Manuel con los de Monseñor D. Herbays (1514 a 1542) conservados en la Real Academia de la Historia y con los de Montoiche en ‘La expedición a Túnez de 1535’.
El Emperador Carlos V tuvo que permanecer siete meses en Ratisbona en 1532, donde estuvo muy enfermo por la grave lesión sufrida en una pierna durante una jornada de caza.
El Emperador estuvo en Segovia 4 días en los que le acogieron y agasajaron como merecía su imperial persona.
Consulté hace tiempo en el Archivo del Cabildo de la catedral de Segovia unos documentos, llamándome la atención la cifra de 400.000 maravedíes (si no recuerdo mal) que el Emperador donó para ayuda a la construcción de la nueva catedral (entre 1525 y 1534).
La gran comitiva del Emperador partió a Villacastín y a caballo el viaje habría durado 5 horas por lo que bien pudieron llegar a la hora de comer al lugar.
Debieron de advertir con tiempo a las autoridades por lo que el Concejo realizaría los preparativos a su alcance. Adecuaron una estancia digna del Emperador en casa de una familia noble y convocaron al vecindario y poblaciones cercanas, para recibir y vitorear a su Rey y Emperador.
¿Quería el Emperador pernoctar en Villacastín por algún motivo especial? ¿O la distancia de unas 7 leguas propiciaba realizar un descanso de jornada?
Sabemos que durante la revuelta de las Comunidades, Villacastín quedó fiel al rey Carlos I y la consecuencia fue que los comuneros de Toledo, Madrid y Segovia al no seguir su opinión de Comunidad, destruyeron algunas casas a los nobles. A los Mexía y a los Ribera, les secuestraron sus mujeres e hijos exigiéndoles rescate, asaltaron haciendas, robaron granos, alimentos y ganados y los que no pudieron llevar los sacrificaron. No se libraron los vecinos del común que pagaron fuertes sumas de dinero. En honor a la verdad, es preciso decir que las leyes promulgadas por Carlos V para paliar los daños ocasionados por la gente de guerra, beneficiaron a los vecinos del lugar. Esto se conoce por las cartas ejecutorias cuyas sentencias les fueron favorables. Pero el Emperador que hizo pública la relación de los responsables de la rebelión, bien pudo conocer también a quienes fueron fieles a su Servicio y quiso premiar su fidelidad conociéndoles y comprobar o hacer que la tenacidad de permanecer en su servicio había sido justamente recompensada.
Si el Emperador fue generoso con la nueva catedral de Segovia (en construcción desde 1525) ¿no lo fue con la gran iglesia de Villacastín que llevaba 5 años construyéndose?
Porque al subir la cuesta a la entrada del lugar, por el camino de Segovia, el Emperador acompañado por un séquito de 150 personas: caballeros españoles, alemanes y flamencos… con ricas monturas y estandartes, aclamado por la multitud agolpada en dicho lugar, sin duda pudo ver, los muros a medio construir, de la nueva iglesia que rodeaban a la vieja iglesia románica y al acceder al lugar apreciaría el esmero con que adornaron calles y casas. Le cumplimentaron autoridades eclesiásticas, del Concejo y del estado noble. ¿Quiso ver la obra? ¿Ordeno dar ayudas a la misma premiando la lealtad de Villacastín? Tal vez en los documentos dormidos en algún estante de los Archivos del Estado, se encuentren las respuestas.
El día 6 Carlos V con el cortejo imperial, rodeado del cariño y entusiasmo del pueblo, partió camino de Ávila. Estará en la ciudad 6 días y entre los múltiples actos de protocolo político y festivo, el día 8 se corrieron en el mercado Chico 8 toros. El día 12 partió el cortejo hacia Salamanca.
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(*) Cronista Oficial de Villacastín
